Capítulo 44

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Eunwoo definitivamente no estaba bien, no sabía lo que le estaba ocurriendo. Estaba sudando demasiado, el calor que sentía era más que una fiebre.

Al principio solo pensó que se estaba enfermando, no tardó mucho en darse cuenta que era algo más que eso. Había puesto a dormir a su bebé incluso antes de que fuera noche, no sintiéndose capaz de mantenerse más tiempo parado.

Ahora se encontraba acostado boca arriba, pensando que de esa forma se podría sentir mejor, cosa que sirvió para poco o nada.

Sus piernas le temblaban al igual que las manos, aún así halló la energía para levantarse y caminar hacia el pequeño mueble donde guardaba su ropa.

Abrió el último cajón y del fondo estiró una prenda especial que guardaba, se trataba de una sudadera que pertenecía a su alfa. La abrazó contra su cuerpo, llevando la parte frontal contra su cara, así pudiendo inhalar profundamente la esencia de su macho.

Aquello solo logró calmarlo lo suficiente para regresar de vuelta a su cama, tirándose de lleno para hacerse una bolita con la sudadera.

Pronto logró sentir algo húmedo bajando por sus muslos. "No... no puede ser, no puedo estar entrando en celo si recién he dado a luz..."

No entendí lo que ocurría con su cuerpo, era casi imposible entrar en celo cuando tenías un recién nacido.

Era el llamado desesperado de su omega que quería, necesitaba a su alfa de vuelta.
Su marca dolía, todo su cuerpo dolía.

No sabía por qué ahora, porque en este momento. Si no tomaba un supresor en los próximos minutos su tío no tardaría en olerlo por toda la casa, eso sería un desastre terrible.

Agarró su celular que estaba en la esquina de la cama, llamando rápidamente a Sunghoon. Para su mala suerte no contestaba, lo llevaba directo a buzón de voz.

Eunwoo quiso chillar de impotencia pero debía calmarse, volvería a intentar después de unos minutos.
Derepente un calambre azotó su cuerpo, provocando que se doble a la mitad sobre su estómago, jadeando pesadamente.

Se sacó su short por el inaguantable calor y luego se puso la sudadera, ahogándose en el viejo aroma de su alfa y gimiendo ante esto.

Era un milagro que su hijo no se haya despertado con todo ese alboroto, a decir verdad desde que nació no lo vio llorar nunca si no era por hambre o por estar sucio, debía agradecer eso a algún Dios.

Su tranquilidad no duró mucho pues comenzó a escuchar pesados pasos subiendo por las escaleras y luego en dirección a su habitación.

Comenzó a entrar en pánico, estaba perdido, realmente lo estaba. Y peor que Sunghoon seguía sin contestarle las llamadas.

[...]

Hace bastante que Zico y Jay habían dejado atrás a los demás, al principio pensaban tomarlo con calma, correr por la ciudad llamaría demasiado la atención de los transeúntes.

Todo eso se fue al caño cuando gradualmente Zico comenzó a entrar en un estado alterado, Jay ya lo había notado ansioso desde que se bajaron del autobús y mientras más se acercaban al destino era peor. Jay ni siquiera sabía cómo el mayor sabía que estaban cada vez más cerca.

De pronto Zico comenzó a correr, obligándole a Jay a hacer lo mismo.
"Espera cabeza de tronco, no sabes el camino!" Le gritó Jay yendo detrás suyo.

"Pues más vale que te apures y tomes la delantera, enano de mierda!" Gritó de vuelta el alfa con rabia en su voz.

"Estoy lejos de ser enano gil!" Respondió de vuelta mientras adelantaba al mayor, aunque aparentemente ni sería necesario puesto que el otro parecía ya saber por donde ir.

Jay, nuestro protector | Omegaverse HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora