Feroz.

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- Mi adorado hijo es héroe. Por eso todos te llaman el sol de Yang.- La mujer sonrió con emoción.

- Madre.- Yibo se encontraba arrodillado ante su madre.- Te extrañé tanto. ¿Como has estado?

- Cada día orando por tu bienestar y tu regreso.- Suspiró.- Mis plegarias fueron escuchadas.

- Madre ¿No le gustaría venir unos días al palacio?.- La joven Emperatriz se sentó junto a la mayor.- Podrá estar junto a su amado hijo luego de tanto tiempo de separación.

- Ya lo he visto.- Frotó las mejillas de su hijo.- Y se que está bien, así que no habrá necesidad. Además saben que mi decisión sobre la reclusión no va a cambiar.

- LianHua, ya no le insistas.- Yibo se levantó.- Sabes que mi madre no va a abandonar el templo. Decidió llevar una vida de budista y yo lo respeto. Si ella no puede ir a verme, yo siempre vendré.

- Mi adorado hijo siempre me comprende.

- Siempre lo haré madre.- Se sentó a su lado.- Entiendo a la perfección el porqué de tu decisión.

- ¡Papá!

La chillona voz de un pequeño resonó en todo el lugar, atrayendo la atención de los mayores y provocando una gran sonrisa en el Emperador quien al ver al pequeño correr hacia él extendió sus brazos.

Aquel pequeño de unos 7 años, piel blanca, mejillas regordetas, ojos cafés y pelo castaño acomodado en una larga cola de caballo corría a toda prisa mientras chillaba y reía de la emoción.

Era el reencuentro de padre e hijo luego de unos largos meses de separación. El menor se hundió entre los brazos del mayor mientras este último lo arropaba con fuerza y delicadeza a la vez.

Wang MuDa quién su nombre significaba Peonia, era el primogénito del Emperador. Un niño  pequeño alfa, alegre y vivaz de sonrisa encantadora. Era la viva imagen de su padre.

El pequeño príncipe era muy querido por su padre, aunque no siempre podían estar juntos debido a los estudios del pequeño y las obligaciones del padre, siempre encontraban un momento para compartir y demostrarse amor.

- Wang MuDa.- La Emperatriz observó a su hijo con una expresión seria.- Recuerda el protocolo.

- Oh...- El pequeño hizo un leve sonido formando una o con sus labios, luego se alejó e hizo una reverencia hacía su padre.- El príncipe MuDa saluda respetuosamente a su majestad, el gran Sol de Yang. Que el cielo siga bendiciendolo.

- Vamos LianHua.- Yibo tiró de su pequeño hijo y lo envolvió entre sus brazos.- Solo estamos nosotros ¿Que necesidad tiene mi hijo de hacer esto?.- Besó la frente de su hijo.

- A veces pienso que eres un poco exagerada hija.- La emperatriz madre soltó una carcajada.- Te tomas muy a pecho el lugar de la emperatriz.

- No es eso...- Apenada, la emperatriz infló las mejillas y bajó la mirada.

- Basta madre.- Yibo sonrió.- Estás haciendo que mi emperatriz se avergüence.

- ¿Te vas a quedar papá?.- El pequeño levantó su cabeza buscando el rostro de su padre.- Ya no habrán más guerras ¿Cierto? Ya no te iras.

- Por ahora no habrán más guerras.- Negó con una sonrisa.- Voy a estar aquí pero...

- ¿Pero?.- La joven emperatriz levantó la mirada.- Ese pero significa que te volverás a ir ¿Cierto?

- LianHua.- Suspiró.

- ¿Ahora que sucede hijo?.- La mayor se preocupó.- ¿Hay un nuevo problema?.

Yizhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora