Esa Flor.

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- Zhan.- Se giró para divisar al pelinegro que lo observaba.

- ¿Si?.- Esbozó una sonrisa.

- Ven aquí.- Extendió su mano con una dulce sonrisa.

- ¿Necesita que lo ayude a vestirse?.- Se levantó de su lugar.- Antes solía ayudar a mi padre a colocar sus túnicas.

- Está bien.- Negó.- Ya terminé, solo quiero mostrarte algo.

- ¿Que cosa?.- Tomó la mano del alfa y se detuvo a su lado.

- Este es un obsequio de mi madre.

Tomando suavemente a su omega de los hombros, lo giró colocandolo de frente a una elegante túnica de color azul y patrones dorados. Esta estaba hecha con las más finas telas de la región y sus patrones estaban bordados con hilo de oro, formando hermosas peonias, las cuales representaban a la realeza.

Este era el obsequio de la emperatriz madre para su nuevo yerno. Era bien sabido que sólo el emperador y su emperatriz podían utilizar el símbolo de la peonia en sus vestimentas y que cualquiera que se atreviera a llevar por lo menos un simple bordado con esta flor estaría enfrentando un horrible castigo.

Este era un claro mensaje de la emperatriz madre de que había aceptado a la nueva pareja de su hijo como el Rey Consorte pero sobre todo que había obtenido todo su agrado.

- ¿Está bien que utilice esto?.- Zhan se giró sorprendido.

- Está más que bien.- Acarició su mejilla.- Solo las autoridades máximas del imperio pueden llevar este símbolo. Mi madre, la emperatriz madre, mi Emperatriz, mi Rey Consorte...y yo...- Sonrió.- Somos los únicos que podemos portarla.

- Debo agradecer a la madre real por este obsequio.- Se giró de nuevo hacia la túnica y sonrió.- Me gusta mucho.

- Entonces prepárate para agradecerle.

- ¿Cómo?

- Hoy iremos no sólo a visitar a mi madre.- Tomó sus manos.- También debes ir a presentar tus respetos a la emperatriz.

Lo vio con cierta preocupación, sabía que su omega había dejado en claro que no se doblegaria ante nadie y no estaba dispuesto a empujarlo a ello pero también tenía claro como emperador que habían protocolos que cumplir.

Zhan era su destinado, era su esposo y el compañero que caminaria a su lado a partir de ese momento. Había prometido hacerlo feliz, protegerlo y tratarlo como se merecía, lo haría aunque en el proceso su vida dependiera de ello pero no podía olvidar que antes que él había llegado alguien quien a quien había convertido en su esposa y emperatriz.

Aunque su relación con LianHua había tenido percances en aquellos días, Wang Yibo no olvidaba la promesa que le había hecho. Ya había fallado a la anterior y no pretendía ni quería fallarle a esta.

Podía ser que a partir de ese momento las cosas cambiaran entre ellos pero tenía algo bien claro, ella era su primera esposa, la emperatriz de su imperio y la mujer que lo había acompañado hasta ese momento por lo cual no podía ignorar no sólo su existencia sino también su posición.

- Zhan...- Bajó la mirada e hizo una pausa.- Se que para ti podría ser incómodo.

- Oh no.- Sonrió mientras agitaba sus manos.- Para nada.

- ¿Cómo?.- Se sintió sorprendido.

- ¿Se le olvida que mi madre fue alguna vez una concubina?.- Volvió a sonreír.- Se como son las cosas y se lo que se debe hacer.- Rodeó la cintura de su alfa con sus brazos.- Usted me dio el título de Rey Consorte pero yo no puedo olvidar que también soy un súbdito.

Yizhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora