Aquella noche, Wang Yibo observaba el cielo estrellado de Liang mientras disfrutaba de un delicioso y fragante vino. Ahora se encontraba a solas en sus aposentos los cuales estaban ubicados no muy lejos de los aposentos del 13 avo príncipe.
Desde su balcón podía observar aquel que pertenecía al joven príncipe. Se quedó por un largo rato observando la tenue luz que se filtraba cada vez que la fría brisa movía las delicadas cortinas.
Allí estuvo un largo rato divagando entre sus pensamientos, perdiéndose en una gran cantidad de recuerdos entre el pasado y los más recientes. Justo en ese momento pensaba en el instante en que tuvo que utilizar sus feromonas para calmar al joven omega.
Era la primera vez que hacía algo como eso, ni siquiera con su Emperatriz se había atrevido a utilizar este tipo de métodos. Hasta aquel momento, de la única forma en que podía darle uso a sus feromonas era para intimidar a quien lo tuviera merecido.
Lo sospechó desde el momento en que sus miradas se encontraron. Pudo percibirlo en su cuerpo y en su ser, aquel omega tan único y diferente, era su destinado.
En aquel momento no entendió porqué su mano se detuvo cuando lo tenía apresado. Nunca había titubeado ante algún enemigo o amenaza, esa era la razón por la cual muchos le temían pero ahora lo entendía.
Su cuerpo había reaccionado, un alfa jamás lastimaria a su persona destinada. Los alfas no sólo eran territoriales y celosos, también eran protectores cuando se trataba de su otra mitad.
Se había unido desde muy temprana edad en matrimonio con su Emperatriz, siendo tan joven, nunca le importó aquello de las almas destinadas y mucho menos de el tan mencionado enlace. Había encontrado a la compañera perfecta y con quien era feliz por lo que no sintió la necesidad de encontrar a aquella su otra mitad.
Una gran cantidad de hermosos omegas desfilaron ante él sin lograr llamar su atención. Ni siquiera aquellos que de forma atrevida e intencionada liberaban sus feromonas sólo para atraer su atención lograron su cometido.
Para él aquello no tenía relevancia alguna, tenía a su Emperatriz y no necesitaba a nadie más. ¿La amaba? No podía llamarse amor, más bien cariño y complicidad, era quien estaba a su lado en todo momento y quien lo había apoyado de principio a final y para él eso era más que suficiente.
Pero en el momento en que aquel omega apareció frente a él, sus pensamientos empezaron a cambiar. Empezaba a culparse por ello, había hecho una promesa, no podía romperla.
Su Emperatriz era única, su compañera, su mujer, no podía fallarle pero aunque su cabeza repetía esto una y otra vez, su corazón y su instinto le indicaban lo contrario.
En aquel momento debía sentirse afligido por tener aquellos pensamientos pero en cambio se sentía extasiado, emocionado e incluso...un tanto eufórico.
Había encontrado a su destinado, su otra mitad y este era un omega único en su especie. El más bello de todos.
- Wang Yibo...- Habló para si mismo mientras se recostada sobre el diván y cerraba sus ojos.- Oh Wang Yibo...¿Que se supone que debes hacer? ¿Deberías solo ignorarlo y alejarte o deberías apresarlo y arrastrarlo contigo?.
.........
- ¿Ya te sientes mejor?.- Shaham examinaba al omega desde una distancia prudente.
- Ya no duele.- Zhan se encontraba sentado sobre su cama.- ¿Te asusté cierto?.- Levantó sus cejas y sonrió.
- Hubiera asesinado a ese sujeto con mis propias manos si te hubiera sucedido algo grave.- Arqueo una ceja.
- Ese sujeto es el Emperador de Liang.- Sonrió mientras negaba.
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Yizhan.
Romance- Para tí ¿Que es Yizhan? - Un nombre. - ¿Y si te dijera que más que un nombre, son dos, que incluso existe una increíble historia detrás de ellos y un gran significado? ¿Me creerías? - ¿Dos nombres? - Así es, dos nombres que se fusionaron para conv...