Un amor que provoca enojo.

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- Desde hace rato te veo pensativo.- El principe Li'An observaba a su esposo.- ¿Hay algo que te moleste?

- Sabes que a tí no te puedo ocultar nada.- Suspiró.- Estoy empesando a sentirme inquieto.

- ¿Qué sucedió? ¿Puedo saber de que se trata?

- Es sobre tu sobrino.

- ¿Cúal de ellos?.- Preguntó con una sonrisa.

- El principe heredero.

- ¿Le sucedió algo? ¿Está en problemas?

- Para ser sincero...creo que él será el problema.

- No entiendo.

- No lo sé.- Su mirada se volvió más aguda.- Siento que ha vuelto muy diferente. No es el mismo de antes y tiene un aura que no me gusta.

- Quizas solo sea algo de la madurez.- Negó con una sonrisa en sus labios.- Sabes que cuando crecen, suelen cambiar.

- Quiero decirte algo.- Vio a su omega a los ojos.- Y espero que me entiendas.

- ¿Qué cosa?

- Si tu sobrino llega a convertirse en una amenaza para mi amo y para mis principes...- Arqueó una ceja.- Yo no voy a detener mi espada.

- Entiendo.- Asintió.- Pero no creo que debas preocuparte por ello. Es bien sabido que mi sobrino ama a sus hermanos y de igual manera a nuestro rey.- Hizo una pausa al ver que su esposo seguía pensativo.- En todo caso, si resulta que tus sospechas sean ciertas...yo estaré de tu lado.- Sonrió.

- ¿Sin importar que sea tu sobrino?

- Mi esposo nunca ha sido injusto y abusivo.- Recostó su cabeza en el hombro de su alfa.- Se que cada cosa y cada acto suyo siempre es justificado.

- Vamos.- Tomó su mano.- Debemos ir a la torre para ver la lluvia de estrellas.

Shaham se sentía afortunado al tener como compañero de vida al joven principe Li'An. Este cada día le demostraba que sus vidas habían sido diseñadas para estar unidas.

Eran polos completamente opuestos y aún así se complementaban perfectamente. Mientras uno era rudo y de actitud salvaje, el otro era dulce y de actitud suave.

Aquella pareja tenía lo que se podía considerar como el equilibrio perfecto. 

Pero una de las cosas por las que se sentía afortunado era por el hecho de que aquel que siempre caminaba aferrado a su mano le entregaba un amor más que puro. Lo amaba tal y como era, con aquel salvajismo y aquella crueldad que muchas veces solía tener para con aquellos que lo merecían.

Shaham decía que su esposo era alguien quien había podido ver al hombre detras de la bestia y que este había aceptado amarlos a ambos como tal.


............


- Principe. El medico imperial hizo todo lo que se le ordenó.

- Espero que no se atreva a abrir la boca.- MuDa jugueteaba con una filosa daga.

- Creo que con lo que presenció no lo hará. Ya sabe que con usted no se puede jugar.

- Bien.- Sonrió con un apice de maldad.- Puedo ver que el veneno resultó ser eficaz.

- Se lo dije. Es imperceptible. Nadie podría dar con él.

Yizhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora