7<<¿compasión o interés?>>

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Emma

Me despierto en mi cama con una terrible resaca. Mi garganta está muy reseca y me duele mucho la cabeza. Me levanto y me mareo un poco, me dirijo al baño para asearme en una tina de agua tibia. Después de eso, salgo al balcón a tomar un poco de aire fresco con una taza de chocolate en la mano. No he visto a Noah, creo que no llegó a dormir. Ni siquiera recuerdo cómo llegué anoche a mi cama.

De repente, veo a mi vecino salir a su balcón. Llevaba un suéter con cuello de tortuga de color rojo intenso y unos pantalones negros. Esa combinación resaltaba su piel y se veía muy bien. Él lo sabía y me lanzó una mirada retadora. En ese momento, recuerdo involuntariamente todo. Oh, Dios mío, desearía haberlo olvidado. ¿En qué momento me fui con las pantuflas? Definitivamente, mi noche fue un desastre y, para colmo, tengo al causante de mi descontrol frente a mí. Él está totalmente perdido, observando el cielo. Me pregunto en qué estará pensando tanto.

¿Y a ti qué te importa lo que él piense?

No sé, simple curiosidad.

¿Curiosidad? ¿Es así como se dice ahora cuando te gusta alguien?

Que no me gusta.

Entonces deja de mirarlo, que se va a dar cuenta.

Comienzo a cuestionarme si realmente me gusta.

Oh, no, Emma, no puedes gustarte. Es un idiota.

Y es hombre, ya sabes, todos son iguales.

Es que míralo, es tan mono, siempre ahí vestidito de rojo. Parece un muñequito.

—¿Has terminado ya de fantasear conmigo?

Te advertí que te pillaría mirándolo.

—¿Yo?, ¿contigo?, ya te gustaría.

—¿Crees que no lo noto?, disimular se te da fatal pueblerina.

Tiene razón.

—Mira chaval te diré tres cosas.— Lo encaro y pongo mi mejor póker face.— En primer lugar jamás me fijaría en un tipo como tú, tienes toda la pinta de ser el típico chico que va a por todas y se acuesta con la primera que le pase por delante.— Él toma asiento y presta mucha atención a mis palabras.— Y en tercera, no me gustas nada, eres demasiado arrogante y egocéntrico, de nada te sirve tener una cara bonita cuando en realidad estás vacío por dentro.

—¿Y la segunda?— Pregunta ignorando totalmente todo lo anterior que le dije, su rostro no cambió ni por un segundo de expresión, es como si estuviera hablando con un sordo.

—¿Qué?— cuestiono confundida.

—Dijiste, "te diré tres cosas", y has saltado de la 1 a la 3, falta la 2.

—Yo qué sé, se me ha olvidado.

—Borracha y demente, ¿algún otro defecto que quieras contarme?

—Eres un inmaduro.-refuto.

—¿inmaduro?, no soy yo quien usa pantuflas de conejitos.

—¡No te soporto!

—El sentimiento es mutuo.

Salgo huyendo de aquel escenario, ya que cada segundo que pasaba cerca de él me hacía enojar más.

The Red Boy✔️ [Un mundo al que no perteneces]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora