The Red Boy✔️ [Un mundo al que no perteneces]

17<<Ojos felinos>>

Emma Miller

—Hola, cariño.— Noah me da un beso en la frente.-¿Estás bien?

—¿Qué tal te fue con tus padres?— ignoro su pregunta, no sé cómo contarle todas las cosas que pasaron ayer, realmente hoy he estado muy mal, desde que volví del trabajo estoy en sofá viendo comedias para mejorar mi humor, pero no ha funcionado mucho.

—Con mis padres bien, pero no ignores mi pregunta, te ves fatal, ¿has comido algo hoy?

—No, desde la cena que me preparó Iván, ayer no he comido más nada, y no, tampoco estoy bien.

—Espera, espera, vuelve a lo de la cena, ¿qué pasó ayer?

—Te parece si te cuento en la cocina mientras preparas algo para mí.

—Vale, ¿qué quieres cenar?

—Macarrones con queso.

—Venga, vamos, abriré un vino italiano que tengo aquí para meternos más en el papel.— se va a la cocina y le sigo.

Luego de cenar y varias copas de vino nos sentamos en el salón a seguir bebiendo y conversando, Noah y yo somos el tipo de personas que cuando toma un trago de alcohol no sabe cuando parar.

—En serio soy una tonta, ¿por qué tenía que enamorarme justo de él?

—No te culpes cariño, el amor, uno no lo controla, solo pasa sin darnos cuenta y ya está.

—Sabes, hace cuatro meses creí tener mi futuro planeado, pensé que tenía al chico perfecto, una vida confortable y que luego de casarnos tendríamos hijos y envejeceríamos juntos, pero llega el destino, te da un giro de 180 grados y me demuestra que nada era lo que yo pensaba, ni él era el chico perfecto, ni yo estaba enamorada de él, solo estaba enamorada de la idea de casarnos y ser una familia feliz, estaba enamorada porque creí tener esa estabilidad y esa felicidad que la puta sociedad nos inculca desde que somos niños con las películas de princesas.

¿Quién coño dice que tenemos que casarnos con el príncipe?, ¿por qué no con el chico malo?

—¿Por qué no con el vecino?— se burla.

—Estoy harta de ese puto cliché, voy a vivir mi vida como me plazca.

—Cuidado con lo que dirás nena que cuando te pones así me das un poco de miedo.— Dice Noah mirándome perplejo.

—Voy a llamar a Iván, y voy a decirle en su maldita cara que estoy loca por él.

—Oye, oye.— Mi amigo me detiene cuando me dirijo a la terraza.— creo que fue mala idea lo de tomarnos esa botella de vino, dijiste que sería para relajarnos, no para llenarte de valor y hacer locuras.

—Noah, te amo, así que solo apóyame, quiero equivocarme mil veces en esta maldita vida y que nadie nunca más me diga que hacer.

—Ok, realmente estás muy ebria, mañana te arrepentirás, luego no digas que no te lo advertí.

Salgo corriendo a la terraza, estaba muy muy ebria, no era consciente de lo que hacía ni decía, aunque bien es cierto que los borrachos no mienten y solo hacen lo que sobrio, no se atreverían.