29<<Diamonds>>

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Abro mis ojos y la luz los golpea inmediatamente, el aire acondicionado de un auto reseca mi garganta, mi lengua estaba dormida y me era imposible decir una sola palabra, giro mi cabeza para ver a la persona que conducía...

Era Iván.

Mi corazón se aceleró, mis manos temblaban y un cosquilleo recorrió toda mi espalda.

Quería hablar.

Quería saber donde estaba.

Quería saber qué estaba pasando.

Quería saber ¿por qué de repente cambió todo?

Y va a sonar estúpido.

Pero quería decirle que lo extrañé.

Me quedo unos segundos mirándolo fijamente, llevaba un peinado alisado para un lado, iba vestido con una camisa blanca y pantalones rojos como de costumbre, un reloj dorado relucía en su muñeca, y en su mano enormes anillos con piedras de color negro.

—Ya despertaste.— me dice sin voltear a mirarme, su voz sonaba más fría de lo normal.— Debes estar preguntándote por qué no puedes hablar, eso se debe al tranquilizante que Massimo te puso en la bebida, es para osos, pero a veces nos divierte usarlo en las personas.— sus labios se curvan en una estrecha sonrisa.

Honestamente, tenía la pequeña esperanza de que Iván me había salvado de Massimo, pero no, están juntos en esto.

Estoy jodida.

—Seguramente también quieras saber dónde estás.

Me volteo a la ventanilla y observo el camino, era incapaz de reconocer nada, había árboles altos de diferentes tonos marrones, cielo completamente gris, a simple vista podía notar que hacía mucho frío, era una larga y solitaria carretera.

—Dd... do.— intento hablar, pero se me hace muy difícil.— do...

—Estás en Italia, preciosa.

¡Queeee! En Italia, ¿qué rayos hago aquí?

—Po... Por

—¿Por qué estás aquí?, ja, ja, ja, por meterte con el hombre equivocado.

No sé qué me duele más, sus palabras o que ni por un segundo volteara a mirarme.

¿Acaso es un psicópata bipolar o algo así?

—Puedes volver a dormir, aún quedan tres horas de camino.— suelta una mano del volante, enciende la radio y suena una canción de Sam Smith "Diamond", la sube a todo volumen y devuelve su mano al timón sin despegar su mirada del camino.

Esa era una de sus canciones favoritas, siempre la escuchaba en la radio y la ponía a todo volumen como ahora e incluso la cantaba.

Escuchando la letra entiendo por qué le gustaba tanto...

My diamonds leave with you

You're never gonna hear my heart break

Never gonna move in dark ways

Baby you're so cruel ...

Él lo era, era muy cruel...

Luego de varios minutos con la mirada perdida entre los árboles del camino, comienzo a sentir un poco de sueño y cierro mis ojos dejándome vencer por él.

Despierto por el brusco frenazo de Iván, había olvidado lo vulgar que podía llegar a ser cuando quería.

—Ya llegamos.

—¿Dónde estamos? - Mi voz salía un poco débil, pero ya podía hablar.

Nos bajamos del auto y había una enorme mansión al frente.

The Red Boy✔️ [Un mundo al que no perteneces]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora