Capítulo 2- Nunca seremos amigos.

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No había salido bien el sol cuando ya me encontraba en el despacho trabajando con unos embarques que debía supervisar que llegarán a Alemania a tiempo. Aquel era trabajo de Klaus pero en aquellos días apenas y me dirigía la palabra por lo que no tuve oportunidad de recordar le.

Luego de esa noche él había transformado su comportamiento hacia mí manteniendo su distancia al punto de la frialdad, lo que comprendí y vi como lo mejor para ambos.

—No olvides tu reunión con Navarro esta tarde— dijo entrando al despacho mientras observaba su tableta sin ni siquiera darme los buenos días.

—Creí que irías tú— dije recordando sus palabras la noche de la cena cuando me prohibió ir sola a aquella reunión.

—No me interesa hacer negocios con ese tipo. Si firmas algo que sea por parte de las cosas de Drake, no me involucres, no será parte de nuestra sociedad— dijo cortante.

—Entonces iré sola— dije entre pregunta y afirmación.

—O no vallas no me interesa— contestó y sin dejarme responder salió apresurado.

—Okey— dije para mi misma.

Decidí salir un rato al campo de tiro que Klaus había montado para mi en el rancho y descargar un par de balas las cuales pasaron a ser un cartucho entero.

—Alguien está molesta— comentó Yuri al verme recargar para otra ronda.

—¿Quién dice? Si estuviera molesta.... Ahi si lo estuviera— dije mientras ambos salíamos del lugar. A lo lejos puede ver a Klaus subirse a su auto con una maleta pequeña. Me sorprendió porque no sabía que iba a salir ese día en particular.

—¿Sabes a dónde va?— pregunté a Yuri.

—No señora— respondió.

—Si sabes Yuri solo que no me quieres decir pero estas bien, eso me gusta, leal a su jefe—

—Usted también es mi jefa y le soy igual de leal señora Samantha—

—Me alegra escuchar eso—

Yuri me acompañó esa tarde a la ciudad hasta el edificio de oficinas donde estaba pautada la reunión con Navarro. Este me esperaba con una propuesta en la mesa bastante atractiva;

—Cuarenta y cinco a cuarenta y cinco nos pondría bajo los mismos derechos pero... ¿Qué hay del otro diez? — pregunté mientras tomaba un café luego de una hora de negociación, Navarro y yo le dábamos los toques finales al acuerdo.

—Pensaba en Klaus— dijo.

—No. Él está fuera—

—Ah. No quieres hacer este negocio con tu....— preguntó esperando una respuesta.

—Socio— dije de forma que le causó gracia.

—Disculpa la indiscreción pero es más que obvio que ustedes no son parientes y no me refiero al físico. Klaus me miraba muy mal en la cena de la otra noche, se notaba los celos— dijo Navarro.

—Acaso los hombres como Klaus sienten celos de alguien?—pregunté.

—Si el hombre ama, por supuesto que sí— respondió.

—Klaus es solo un socio,  apenas y lo soporto— dije y con una sonrisa en mi rostro y rápidamente redirigir la plática al campo laboral.

Navarro propuso buscar un tercer partido para culminar nuestro acuerdo quedando entonces de vernos para cenar en el transcurso de la semana.

Regresé a casa ya cayendo la noche, el auto de Klaus no estaba.

—Klaus aún no llega?— le pregunté a Gustavo quien recogía unas cajas de alimento frente a la casa.

Marcada: Atrapada con Klaus Schmidt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora