-¿Cómo que huésped? Espera, ¿Quién carajos es esa mujer?- le pregunté a Klaus quien me había apartado hasta el despacho dejando a la rubia desconocida en la sala.
-Una amiga- contestó.
-Una amiga? Una de tus amiguitas? Ya te he dicho que no estoy obligada a tener a tus zorras aquí-
-Sam...-
- Aquí no me vas a traer a tus amantes Klaus- respondí señalando le con el dedo.-¿Amante? ¿Quieres callarte? Para tener una amante hay que tener una pareja y me has dejado claro que tu y yo no somos pareja pero aun así te comportas celosa como si lo fuéramos, Du bist ein Heuchler (eres hipócrita)- dijo.
-Sag ihm, er soll weggehen (Que se vaya)- replique.
-Irina no irá a ningún lado. Su padre la ha enviado conmigo, es un favor que le debo. Ella está en peligro, todos en la casa Volkov, pero esos son asuntos que no te conciernen- explicó Klaus saliendo del despacho al encuentro de la mujer. Salí detrás de él. Klaus se aproximó a ella y le comenzó a hablar en una lengua que logré identificar cómo ruso pero del cual yo no comprendía ni una palabra. Ella se reía y le tocaba el brazo mientras subían las escaleras hasta el segundo piso ignorándo me por completo. Aviste entonces a Yuri quien a fuera estacionaba el auto de Klaus y de inmediato le cuestione mis interrogantes, dudo un poco si debía contarme pero al final soltó un poco de información extra. Me contó que Rudolf Volkov, el padre de la chica, era un hombre muy poderoso al sur de Rusia, pero que en años recientes había caído en desgracia causado así que se metiera en negocios con gente en la que no se podía confiar.
-Uno de esos negocios le ha salido mal y por ello la señorita Volkova está aquí. No puedo decir nada más, el señor Klaus me colgara de los pulgares- dijo Yuri y comprendiendo lo deje ir.
Al llegar la hora de la cena me senté a la mesa junto a ellos quienes aún seguían platicando en ruso lo que me hacía hervir la sangre porque no me gustaba no saber lo que estaba sucediendo.
-Alemán, español, inglés..., sabe acaso la señorita Volkova hablar otra cosa que no sea ruso?- pregunté sin poder disimular mi mala cara.
-Disculpe señora. Es la costumbre, aprendí español con mi nana, me esforzaré en hablar español si esta bien?- comentó con una voz tan armoniosa y un acento marcado.
-Llámame Sam, señora es muy formal- dije tratando de ser más cálida. Si era cierto lo que Yuri me contó, la pobre debía estar muy mal con todo aquello para encima tener que lidiar conmigo y mi mal humor. Ella me sonrió, era una mujer realmente hermosa, tan delicada como una princesa de cuento, de cabellera brillante y piel de porcelana, delgada, con gracia. Miró a Klaus y esbozo una sonrisa, no me tomó ni un segundo en darme cuenta de que a ella le gustaba, a quien no le gustaba? Era Klaus, él era el todo que te podía dejar sin nada con tan solo tocarte.
Subí luego de la cena hasta mi cuarto, le habían preparado el continuo a Irina y luego de unas horas de lectura me terminé durmiendo para soñar, pero esta vez no era una pesadilla protagonizada por mi difunto esposo, es un sueño con tono en rojo carmesí, en lujuria y libido en el cual me acuesto con alguien pero no logró del todo distinguir su rostro, se pasea entre las facciones delicadas de Mateo, la sonrisa hermosa de Leo y los demoníacos ojos de Klaus entonces despierto tan excitada que comienzo a complacerme bajo las sábanas.
-Ahh..mmm- gemi ante la sensación de mis dedos contra mi sexo. Imaginé que era Mateo pero la fantasía no dura porque Klaus ocupa su lugar en mis pensamientos y entonces su presencia se hace tan vívida y real que creí por un instante que él estaba allí. Que había ingresado a mi habitación y que su boca era la que me daba tanto placer. Entonces el orgasmo explota y abrí los ojos a la realidad, él no estaba allí.
Me di una ducha y bajé a desayunar, Irina estaba en la mesa a solas.
-¿Y Klaus?- pregunté mientras me servía algo de pan con mermelada.
-En una llamada. Ya vuelve.- respondió ella y luego de un silencio de cinco minutos dijo;
-Klaus será para mí- a lo que yo respondí con un "Qué?".
-Me ha gustado desde que éramos niños, nuestros padres eran socios y cuando....los suyos fallecieron Klaus y mi padre mantuvieron el buen trato, tanto así que no pensó en nadie mejor que Klaus para protegerme- dijo ella con un tono muy distinto, agresivo si se quisiera decir.
-Y? Termina tu discurso. ¿Quiere que me aleje y los dejé ser felices? Ridícula. Casi te creo que eres solo una pobre dama en apuros-
-Tu eres la ridícula, No sé qué ve él en ti pero yo puedo y le daré todo. Yo lo conozco, tú no tienes idea de quién es...-
-Ok. ¿Lo quieres? Quédate lo. Tengo mejores cosas que hacer que escuchar tus idioteces y no te preocupes no le diré nada a Klaus, no vale la pena ponerte en ridículo Irina- respondí antes de dejarle sola.
Los días posteriores a la llegada de Irina fueron muy extraños, al menos para mí aunque intentaba estar en casa el menor tiempo posible para no verla coquetear con él porque eso me hacía rabiar . Luego de la firma con Navarro y Christopher Smith me la pasaba en reuniones y organizando la logística. Smith no había intentado nada extraño lo que me alegraba porque la tensión no es buena para los negocios. Al mismo tiempo otra clase de tensión se afianzaba entre Mateo y yo, la clase de tensión sexual que fustraria a cualquiera exceptuando me en esa concisión ya que yo era la artífice de todo aquello. Pasaban los días y sin darme cuenta un mes, un mes saliendo juntos sin que nada sexual sucediese entre nosotros, hasta un sábado cuando decidí que era suficiente para él y para mi.
-Me subes el cierres?- pregunté a Klaus quien me observaba desde el marco de la puerta de mi habitación. Tenía la misma manía que Drake de quedarse en silencio mirándome mientras me cambiaba. A mi me gustaba eso, sino porque iba a dejar la puerta entreabierta?.
-¿Cenarás con tus socios?- preguntó mientras me avanzaba dentro de la habitación.
-No. Cena con mi novio- respondí y él lanzó una risa burlona.
-¿Novio? Enserio seguirás con eso?- preguntó Klaus.
-Seguir con qué?-
-Bien, el niño este es tu novio. ¿Ya le contaste porque vives en este pueblo? ¿Qué tienes un hijo? No? Aún no Sam?- preguntó susurrando suavemente a mi oído para molestarme mientras su mano derecha se posó sobre mi pecho.
-¿No qué ya no más juegos y provocaciones? Eres un masoquista Schmidt?-
-Shhh... ¿Sabe él tocarte como yo Samantha?- preguntó y cerré los ojos ante la cálida sensación de su aliento contra la piel de mi cuello.
-No. No creo que nadie lo haga como tú- pensé y entonces vi a Irina en la puerta a través del espejo y me aparté de Klaus.
-Estas muy linda Sam- dijo ella con ojos llenos de rabia aunque su boca dibujaba una sonrisa.
-Necesitas algo Irina?- preguntó Klaus.
-Me preguntaba si podíamos dar una vuelta. No conozco el país y...-
-No son unas vacaciones Irina- contestó Klaus.
-Sácala a cenar. A mi no me esperen- dije antes de salir de la habitación.
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Marcada: Atrapada con Klaus Schmidt.
Teen FictionDos años han pasado desde el exilio obligatorio. Sam lucha por limpiar su nombre y regresar a casa con Andrew pero al mismo tiempo sentimientos culposos de apoderan de su corazón al verse atrapada junto a el mafioso Alemán Klaus Schmidt. ⚠️ Lenguaj...