Capítulo 3- No quires acercarte allí.

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El ambiente frío invitaba a mi cuerpo a acurrucarse un poco más bajo las sábanas, afuera la lluvia caía torrencialmente. Me senté en la cama y vi que vestía mi pijama entonces me pregunté cómo había llegado allí. A mi mente llegaron imágenes borrosas y sueltas, Klaus cargándome en sus brazos, la sensación de haber tenido sus labios sobre los míos. Sus dulces labios que él no lo sabía, pero tenían el poder de doblegarme ante sus deseos, le diría que sí a cualquier cosa que Klaus me pudiera mientras me besaba.

Salí de la cama y caminé hasta la cocina donde llamé por la servidumbre pero nadie contestó, la casa estaba vacía lo que me alarmó.

—¿Dónde está todo el mundo?— pensé entonces observé a través de la ventana que da al patio, una figura parecida a la de Yuri dirigiéndose hacia el granero. Tomé una sombrilla y caminé entré el fango y la lluvia que se asemejaba a una tormenta. Al llegar a la puerta me topé con una escena aterradora. Klaus sostenía del cuello a una sangrienta e inerte Paula, aquella empleada que días atrás despedí. Las manos de Klaus estaban cubiertas de sangre haciéndo me recordar aquella vez en su mansión en Bélgica cuando asesinó a esos policías. El viento se llevó volando mi paraguas y la lluvia me empapó por completo.

—Señora Sam— dijo Yuri al notar mi presencia.

Klaus volteo hacia mi no sin antes soltar con violencia a la chica quien cayó al suelo. Me miró con esos ojos tan azules que parecían negros, como si eso tuviese algún sentido, mi corazón se aceleró mientras Klaus caminaba hacia mi. La sangre se enjuagaba de sus brazos con el agua, se detuvo frente a mí y acercándose a mi oído dijo;

—No estás usando sostén. Se ve todo, entra a la casa—

Lo miré entonces con ojos bien abiertos.

—¿Estás loco? ¿Qué diablos hiciste?— le grité mientras le pegaba.

—Entra a la casa Samantha—

—Aún está viva?— pregunté. Traté de ir hasta donde estaba ella pero Klaus me rodeo con su brazo por la cadera impidiendo me el movimiento.

—¡Déjame!— le grité.

—No quieres acercarte allí Sam— dijo a mi oído.

—¿Por qué lo hiciste? Porqué...—

—Porque ella lo merecía...— dijo.

—Yuri! Lleva a la señora Sam a casa— ordenó.

Yuri entonces se acercó con un paraguas mientras Klaus regresaba al granero. Puño entonces su pistola y sin temblar le el pulso disparó contra la cabeza de Paula.

—Será mejor si...—

—No me toques Yuri!— grité y regresé a la casa bajo la lluvia. Subí a mi habitación y me senté en la cama viendo a un punto en la pared por horas, las palabras de Kaito retornaban a mi mente, sus advertencias sobre como era en realidad Klaus. Cómo podía matar sin remordimiento, con tanta crueldad.

La puerta de mi habitación se abrió pegando tremendo susto. Klaus entró sosteniendo una taza entré sus manos;

—¿Aún no te quitas esa ropa? Te enfermaras— dijo ofreciéndo me la taza la cual no tome.

—¿Por qué hiciste algo como eso? Torturaste y asesinaste a esa chica...—

—Ella envenenó a los caballos, era lo que merecía— dijo frío.

—¿Ella lo hizo? ¿Por qué haría algo así esa muchacha Klaus?— pregunté.

—Despecho? Tengo pruebas de que ella lo hizo Sam. No quiero hablar más del tema. Toma esto— dijo colocando la taza nuevamente frente a mi.

Marcada: Atrapada con Klaus Schmidt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora