Capítulo 18- Ya me oiste.

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Soñé que flotaba en el cielo, que las nubes eran mi cama y el firmamento mi cobijo. Que mi hijo aguardaba por mí en la tierra, llamaba mi nombre pero no podía responderle entonces grandes ramas negras me tomaron de ambos brazos, tirando de cada extremidad, jalando hasta que se desprendieron de mi cuerpo.

—Ahhh!— grité despertando de aquella pesadilla.

—Hey...hey. Está bien. Fue solo un sueño— dijo Klaus quién se encontraba sentado a mi lado. Me acercó a él y besó mi frente. Me limpie las lágrimas con una servilleta, hacía mucho que uno de mis sueños me perturbaba a ese nivel.

Llevábamos ya casi trece horas de viaje cuando aterrizamos en el aeropuerto El Prat de Llobregat en Barcelona, España. Klaus nos dijo que tenía un contacto dispuesto a ayudar en ese lugar y cuando salimos del aeropuerto nos encontramos con Kaito quien nos esperaba con dos autos en la salida.

—Kaito es el contacto? No sabía que vivía aquí— le comenté a Klaus mientras nos acercabamos a él.

—Klaus, espero que el vuelo no haya sido muy pesado— comentó Kaito dándo le la mano a Klaus para saludar.

—No tanto— comentó Irina.

—Un placer Kaito, tú debes ser Irina— se presentó él. Ella le sonrió.

—¿No piensas saludar a Sam, Kaito?— preguntó Klaus. Nuestro último encuentro había sido un tanto intenso. Él era amigo de Drake y por obvias razones yo no era Santo de su devoción.

—Por supuesto. Cómo has estado Samantha?— preguntó, yo sólo le di una ligera sonrisa.

Abordamos entonces los autos, Yuri e Irina en uno, Klaus, Kaito y yo en el otro.

Kaito no dejaba de verme durante el camino, disimulaba para que Klaus no lo notara pero me daba esa mirada entré la rabia y el desprecio que yo estabas ansiosa por de volver.

—¿Está todo como te lo ordene?— preguntó Klaus rompiendo el silencio.

—Si..si. Blas y los demás ya están allí. Todo está hecho como me lo has pedido— dijo Kaito.

—¿Quién es Blas? ¿Qué has pedido?— pregunté enseguida.

—Ya lo verás— respondió Klaus.

Luego de dos horas de camino llegamos a un poblado llamado Riu Bell con un aire muy europeo si eso tenía algún sentido, con calles empedradas, una plaza muy hermosa y rodeado por un río de agua cristalina.

—Creo que alguien quiere salir a explorar— dijo Klaus al verme tan pérdida observando por la ventana del vehículo.

Nos estuvimos frente a un enorme portón negro, al fondo se alzaba una propiedad.

—Bienvenida a nuestra nueva casa— dijo Klaus abrazándo me por la espalda.

—Wow este lugar es muy bonito Klaus— dijo Irina tomando a Klaus del brazo y llevándolo hasta dentro de la propiedad. Se giró y me sonrió.

—¿No sientes un poco de remordimiento Sam?— me preguntó Kaito.

—No empieces— le dije. Avance unos pasos hasta dentro cuando Kaito me detuvo tomándo me del brazo.

—Qué te pasa idiota?— le pregunté liberando me de su agarre.

—Ese qué crees que es no es él en realidad—

—Qué? No entiendo de qué diablos ha...—

—Klaus. Esa sonrisa, las muestras de afecto no son más que mentiras. Una fachada para esconder lo oscuro que se guarda en su interior— dijo Kaito muy serio.

Marcada: Atrapada con Klaus Schmidt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora