Capítulo 5- La cita.

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Al estar cerca el medio día le pedí a Martha, la ama de llaves y cocinera, que me dejará preparar el almuerzo. Hacía mucho que no lo hacía y realmente necesitaba algo con que distraerme que no fuesen números y papeles. Preparé el estofado de carne favorito de Andrew, además de algo de ensalada y puse la mesa para Klaus y para mi. Solíamos sentamos uno al lado opuesto del otro a lo largo de la mesa pero ese día coloque su plato junto al mío de manera inconsciente.

—Cocinaste estofado?— preguntó olfateando el ambiente al entrar al comedor.

—Siéntate y te sirvo— contesté.

—Me gusta mucho tu estofado—dijo tomando asiento.

—Que bueno porque me pase de contenta e hice demasiado así que... Provecho—

Comenzamos a comer en silencio aunque sentía la pesada mirada de Klaus sobre mí lo que me incomodaba.

—¿Qué?— pregunté sin alzar la vista.

—Llorabas. Tus ojos están algo hinchados— dijo.

—Siempre lloro cuando hablo con mi hijo. ¿cuándo vas a resolver esto? Digo, se que no depende de ti que estás haciendo lo que puedes pero...—

—Sam decirte una fecha sería mentirte y no habrá nunca mentiras entre nosotros, al menos no de mi parte— dijo Klaus.

No le podía reclamar nada a Klaus, sabía que estaba haciendo todo lo que podía pero aun así me sentía más que atrapada, aunque atrapada con él.

—Salimos a montar a caballo más tarde?— propuso para cambiar el tema.

—Sabes que no montó a caballo—

—Yo te llevó. No hay problema con eso Sam— dijo con una sonrisa coqueta en los labios que hizo sonreír, lo que a él lo hizo sonreír aún más.

—No puedo, tengo una cita— dije borrando súbitamente la sonrisa de mi rostro. Tomé entonces mi plato y caminé hasta la cocina siendo seguida por él.

—No tenía que levantar su plato señora— dijo Martha al verme llegar.

—Esta bien Mar...—

—Una cita con quién?— preguntó Klaus. Martha se le quedó viendo, la cara de molesto de Klaus era más que sospechosa. Reí y le golpeé el brazo de manera juguetona.

—No seas tan sobre protector hermanito. Mira lo Matha, con los años que tiene y aun cuidando de su hermana— dije y salí de la cocina hacia el segundo piso.

—Navarro?— preguntó Klaus.

—Mateo— respondí.

—Quién?—

—El veterinario—

—Ese niño? No me hagas reír —dijo Klaus.

—No es un niño. Que no tenga la...mala vida, por decirlo así, que nosotros tenemos no lo hace un niño—respondí mientras buscaba que usar en el armario.

—Si es un niño, ¿tiene cuantos? Veinte?—

—Y? Solo le sacó como cinco años...—

—Diez— dijo Klaus.

—Ocho— aclaré.

—Él no es para ti— dijo.

—Ah y tú sí— dije.

—Lo dijiste tú, no yo— respondió con un guiño.

—Fuera de aquí... Anda déjame— le dije empujándo lo fuera de la habitación.

Marcada: Atrapada con Klaus Schmidt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora