Capítulo 20- Voy a casa, no necesito equipaje.

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Muchas veces había fantaseado con vivir en una mera simulación, poder borrar tan solo con desearlo todos los errores cometidos en mi vida pero algunos de ellos me causaban conflicto porque de nunca haber conocido a Drake, Andrew no existiría, pero de no haber tomado la mano de Klaus y regresado con él a la mansión, nunca me habría enterado de quién era él realmente y quizás eso hubiese sido lo mejor.

Me despedí de Agus con la promesa de vernos alguna tarde para almorzar. En esas pocas semanas se había convertido en un gran amigo el cual pretendía mantener.

—Sabes que tenéis un amigo aquí— dijo al despedirnos.

Al volver a la mansión fui recibida por Yuri con una gran sonrisa. Le abrace y este se sorprendió al punto de quedarse tieso al no saber que hacer lo que me causó risa. La que no me dio la bienvenida con muchas ganas fue Irina quien ni bien me vio frunció el ceño y colocó una sonrisa falsa en sus labios.

—Volviste...— dijo ella.

—Si. Espero no hayas creído que tendrías una oportunidad de tomar mi lugar Irina— dije.

—No me provoques Sam...—

—Tú no me provoques Irina— dije y Klaus al ver la tensión se interpuso entre ambas y tomándo me de la mano, me llevó hasta la habitación para que descansará un poco.

Me quité el abrigo y la ropa para ponerme una bata más cómoda. Klaus se quedó mirando me lo que me puso algo incómoda.

—¿Qué?— pregunté.

—Nada es solo que... Es extraño verte así— dijo él.

—Así de embarazada? Seguro lo es— dije riendo.

—Quieres tocar?— pregunté acercándo me a él.

—No. Descansa— dijo a secas y salió de la habitación. Sabía que no sería sencillo enamorar a Klaus con la idea de la paternidad pero era una meta que me había impuesto.

—Estoy segura que cuando nazcas Klaus no se querrá apartar de ti Oli—

Aquellos días fueron extraños por decir algo. Me sentía como una invitada y casi todos me trataban así incluyendo al propio Klaus quien apenas y me había besado desde que regresé y se la pasaba encerrado en su despacho casi cada día. No habíamos tenido ninguna noticia de los Cinquepalmi lo que en secreto me tenía muy tensa al punto de no ser capaz de conciliar bien el sueño.

—Toma esto— dijo Klaus una mañana ofreciéndo me una taza de té.

—¿Qué es?— pregunté.

—Sólo tómalo, es manzanilla te ayudará a relajarte. Noté que casi no duermes. ¿Quieres hablar?— me preguntó.

—No. Estoy bien, no te preocupes— respondí.

Tomé el té y le di un par de sorbos.

—Está muy rico. ¿Tiene algo más?— pregunté al detectar un toque distinto en el sabor. Klaus se inclinó hacia mí y susurró a mi oído;

—Es un secreto— dejando un beso en mi mejilla que me aceleró el pulso como si fuese una adolescente. Dejé la taza en una mesita que tenía al lado. Le besé en los labios con pasión, él me respondió con las mismas ganas. Su lengua se adueñó de cada espacio dentro de mi boca, sentí el fuego crecer entre ambos hasta que él se alejó.

—Termina todo el té, si?— dijo para luego darme un beso en la frente e irse a su despacho nuevamente.

Entonces comprendí que Klaus no quería tocarme, supuse que por mi embarazo. Sabía que era incómodo para él y quise comprenderlo.

Marcada: Atrapada con Klaus Schmidt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora