DANIEL
Entré a la biblioteca, no sabiendo muy bien porqué, simplemente de un momento a otro estaba frente a la gran puerta, sintiéndome sin rumbo, diminuto, idiota. Atravesé la gran entrada y me encontré dentro de un majestuoso edificio, bañado por la luz dorada de media tarde y por un segundo me quedé sin aliento, sin pensamientos, sin nada más que la imagen del polvo dorado flotando a mí al rededor; aprecié el momento, que fue breve y después de volver a mi me dirigí al estante de libros de literatura hispanoamericana y busqué algún libro que me llamara la atención. Nada.
Levanté la mirada, pero era como si en realidad no pudiera ver nada, como si un velo sumamente pesado se hubiera asentado sobre mis ojos, haciendo que no pudiera ver más allá. Ni siquiera estaba seguro de que hacía en la biblioteca, probablemente estaba buscando un refugio; como si un lugar pudiera de la nada arreglar toda la mierda que había en mi interior. Tomé el libro que está enfrente de mi, una antología de poemas de Mario Benedetti, antes disfrutaba leerlo, algo pasó, todo pasó mejor dicho. ¿Qué estoy haciendo? Es como si mis piernas se movieran por inercia, mi mente ni siquiera está allí, no quiero estar en la biblioteca, ni siquiera he podido leer en lo que se han sentido como décadas, pero tampoco puedo pensar en un lugar en el que quisiera estar. Quisiera esfumarme, eso. Sigo caminando, sin rumbo, tocando todos los libros a mi alcance, intentando no pensar en nada, sin éxito, evidentemente.
Fue entonces cuando la vi. Estaba sentada leyendo un libro, la luz que entraba por la ventana le daba directamente y hacía que el color de su cabello resplandeciera con tonos rojizos y dorados, estaba sonriendo, y esa sonrisa me hizo sentir, aunque sea por un momento, que todo en mi vida estaba en orden.Aparté mi mirada de donde ella se encontraba y tomé un libro del estante de en frente fingiendo que era la cosa más interesante que alguna vez había tenido en mis manos. Trataba de prestar atención a lo que estaba leyendo pero mi mente era un bullicio de ideas y deseos que repentinamente empezaban a involucrarla. No quería voltear a verla, pero mis desobedientes ojos se volvían hacia donde ella y yo no podía evitarlo.
Quería saber que era lo que estaba leyendo, que libro era el que le arrancaba esas sonrisas, sin mencionar la cantidad de cosas que se puede saber acerca de alguien sabiendo que es lo que lee. Me acerque solo un poco, lo necesario para ver el título, pero cuando ya estaba ahí mi mirada se desvío, me distraje con sus ojos, su cabello, su boca...Y justo en ese momento ella volteó a verme y me sorprendió mirándola, no sabía qué hacer me quedé ahí parado como un imbécil sin hacer nada, pero ella, y no sé porque, me sonrió, tenía una hermosa sonrisa, le devolví el gesto y ella retomo su lectura.
Seguí con mi "lectura" pero mi mente estaba ausente, se había quedado en su sonrisa, ¿Por qué me había sonreído? ¿Le había gustado? ¿o simplemente le sonreía a todos?, "Tienes que concentrarte, deja de pensar estupideces, simplemente fue amable" me dije, pero seguía sin poder concentrarme, me descubrí releyendo una y otra vez el mismo párrafo.
Me armé de valor y me acerqué hacia donde ella estaba aun sentada, estaba decido a hablarle y a conocerla lo más que pudiera, pero cuando estaba a solo unos pasos de ella, sacó el teléfono de su bolsa, contestó, se levantó rápidamente, guardo el libro que estaba leyendo, era la Tregua de Mario Benedetti. Le dedicó una sonrisa a la bibliotecaria y salió rápidamente del lugar.
Yo me quedé ahí parado sin saber muy bien qué hacer, quería seguirla pero sería extraño y a parte no necesitaba una relación en este momento es lo que menos ayudaría.
Diablos esa chica era en verdad muy guapa, moví mi cabeza intentando despejar mi mente, y cuando levanté la mirada me encontré a la bibliotecaria observándome inquisitivamente.
-¿Qué tal?-dije riendo como un completo estúpido, ¿Qué me estaba pasando?
-Así que... ¿te gusto Sofí eh?-pregunto la anciana levantando una ceja, su mirada era profunda, y sentí como me examinaba por completo, parecía que esta extraña mujer ya sabía todo de mi. Sentí como me ruborizaba...¿qué diablos? Yo nunca, y digo NUNCA me ruborizaba, ¿Qué coños me estaba pasando?
-No sé quien es Sofí-dije tratando de evadir la pregunta, sus ojos me escrutaban y yo desvíe mi mirada.
-La chica de la cual tus ojos no se podían apartar muchacho.-contestó la mujer.
-Si lo que sea, yo um ya me voy.
-¿No llevarás ningún libro?
-Sí, creo que me gustaría llevarme este.-dije mostrándole el libro que tenía en mi mano.
-Oh es un gran libro.
-Si lo sé, pero no tengo credencial.
-No te preocupes, confiaré en ti.
-Muchas gracias en serio.
Tomé el libro y salí de la biblioteca pensando, creando ideas que ahora involucraban a Sofí.
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Me tarde en subir la foto de Sofí porque no encontraba a ninguna actriz que quedará, y encontre la foto que puse al lado, pero no encontre jamás quien es :c
Pero bueno el chiste es que se den una idea, y ella es prácticamente igual a como me imaginaba a Sofí. <3
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Quédate conmigo.
Romance¿Qué pasaría si todo lo que creías seguro en tu vida de repente se derrumba? y desde ese momento tu vida ya no está en orden. Así se encontraba Sofí, hasta que llego Daniel, un chico que está huyendo de todos sus problemas y que al llegar con esta c...