Casa de los abuelos parte 2 (capitulo 19)

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Corrí a abrazar a mi prima, hace años que no la veía. Después fue el turno de mi abuela, ayudamos a Andrea con el equipaje y nos dirigimos de vuelta a la casa.Aún no estábamos ni cerca y el ruido ya era demasiado, al llegar a la puera el escándalo ya era insoportable. Abrimos la puerta y encontramos el porqué.

-Eso jamás podría pasar.- dijo Carlos en un grito.

-Ya apostamos niñito, ganaré ya lo verás.- contestó mi abuelo.

-Perderás anciano.

En las anchas escaleras se encontraban Santiago y Jorge con cascos, y bajo ellos había una caja de cartón. La de Santiago tenía alas, y la de Jorge tenía una punta. Tomás se encontraba con un megáfono gritando las apuestas a la gente que se encontraba en la sala, podía identificar a Fred el vecino, amigo de toda la vida, se llevaba de maravilla con Carlos, estaba también toda la familia de este, Laura la dueña de la tienda, y muchas otras personas.

-Señores están por presenciar la gran carrera, de un lado tenemos a Santiago, el hombre bala, con su aerodinámico avión, que según el experto en aviación, el abuelo, será el ganador.

-Claro que lo será.- gritó el aludido.

-Estás loco.- dijo Carlos.

-Empiezan las apuestas.- un puñado de gente empezó a gritar con unos cuantos euros en sus manos. Tomás tomaba el dinero y le decía cosas a la gente. En la puerta Andrea la abuela y yo estábamos pasmadas.

-En el otro lado tenemos a Jorge, el supersónico, su increíble modelo contiene una punta que según el experto Carlos, logrará cortar el aire y así llegará más rápido.

-Nosotros ganaremos.-grito este.

-Apuestas.- Otro puñado de gente levando las manos, Tomás hizo lo suyo y las apuestas concluyeron. Fred, cuyo nombre era Alfredo, pero todos le decían así, soplo un silbato y Carlos y mi abuelo que se encontraban detrás de cada chico los empujaron, los niños iban rebotando con los escalones, todos gritaban, Santiago iba riéndose como un desquiciado y Jorge iba gritando. El primero en llegar fue Jorge. El abuelo comenzó a excusarse mientras Carlos le cobraba el dinero que le debía.

-El ganador es Jorge damas y señores, los que apostaron por Santiago, lo siento, suerte para la próxima, no olviden correr el rumor, y nos encontramos mañana a la misma hora. Gracias.-dijo Tomás a través de su megáfono.

Se pagaron las apuestas y la gente comenzó a salir, mientras tanto Carlos y mi abuelo seguían en una discusión de aerodinámica, fuerza y cosas del estilo. 

Volteé a ver a mi abuela, y esta estaba completamente anonada, comenzó a acercarse a paso lento pero seguro a mi abuelo, el cual aun no la había visto. Cuando estuvo detrás de el, tocó su hombre y este se volteo, en el momento en el que sus ojos se posaron sobre mi abuela, su rostro dio un sorpresivo cambio, sus ojos se abrieron como platos y de su boca no lograba salir ninguna palabra bien articulada.

-¿Qué se supone que es esto?-dijo mi abue tranquila.

-Emm, bueno.....nos....yo-tartamudeo mi abuelo.

-Es que estábamos muy aburridos y los niños querían jugar, después a Tomás se le ocurrió, y mi abuelo y yo comenzamos a discutir sobre como deberían de ser las naves, cajas, lo que sea, así que Jorge propuso hacer una carrera, y antes de que pudiéramos negarnos Tomás ya había traído a la gente, así que como estamos cortos de dinero decidimos aprovechar la situación.-dijo Carlos ofreciendo su mejor sonrisa.

Mi abuela suspiro, y yo temía que explotara y le hiciera algo a Carlos.

-¿Cuánto ganamos?-preguntó ante sorpresa de todos.

Quédate conmigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora