Esa sonrisa (capitulo 3)

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DANIEL.

Camine distraídamente por las acera, mi mente estaba ausente, seguramente parecía un loco, caminando sin rumbo con la mirada ida, me sentía tan extraño, casi podía decir que me sentía bien. Después de tanto tiempo sintiéndome como una mierda era genial sentirse así.

No paraba de pensar en Sofi y en su hermosa sonrisa, tampoco podía explicarme como había causado tanto en mi, no es como si nunca hubiera visto una chica linda, podía presumir, de hecho, que había salido con bastantes chicas muy atractivas, pero ella, con ella había sido diferente, como si llevara todo una vida esperando encontrarla sin saberlo. Y para mi mala suerte la había encontrado en el peor momento, cuando no merecía ni una mierda a mi lado así que tenía que distraerme un poco y dejar de pensar en Sofí, así que decidí ir por un helado y después estuve tentado a ir por un trago, pero había hecho un promesa que no estaba dispuesto a romper, ya no.

En el camino me encontré con Andrea, una compañera en mi empleo de verano, puse los ojos en blanco, pensando que los idiotas estaban estratégicamente colocados para encontrarte al menos uno al día, con Andrea ese puesto estaba lleno y lo estaría hasta acabar el verano, era de esas chicas que no paraban de hablar, en su mayoría para criticar a otros, y con las personas que le convenía era un intento de persona agradable, a mi me parecía hueca e irritable, personas, que a mi gusto sobraban en este planeta.

-Daniel, ¿por qué demoraste tanto? ¿no te aburre estar tanto tiempo en la biblioteca? – Dijo la chica con su irritante voz chillona. Yo solo forcé una sonrisa.

-Porque estaba leyendo, y no no me aburre de hecho me encanta ese lugar-le dije-y todo lo que contiene-añadí en voz baja pensando en Sofí y su hermosa sonrisa.

-Tal vez un día pueda acompañarte a la biblioteca y leer un rato juntos.- dijo sonriendo y jugando con su cabello de una forma que me hacia querer correr. -Um claro yo te llamo, adiós Andrea- dije empezando a caminar, pero ella adelanto el paso y me alcanzo.

-¿A dónde vas?

-Por un helado, creo…

-¿Irás solo?

-Si yo…mm... No quiero compañía en este momento ¿sabes?-dije tratando de sonar lo más amable que pude.

-Claro, entiendo, ¿un día difícil eh?-dijo comprensiva, me quede sorprendido no sabía que Andrea podía ser comprensiva, honestamente pensaba que me seguiría hasta la heladería y tendría que inventar un gran pretexto para librarme de ella.

-Sí, algo así.

-Bueno si quieres compañía me llamas-dijo guiñándome un ojo, y sentí un escalofrío recorrer mi espalda, esta chica era muy extraña, forcé una sonrisa, asentí y salí caminando rápido  hacia la heladería.

Llegando a la entrada escuche una risa que me hizo darme la vuelta, y allí estaba ella caminando con su amiga, su risa era tan perfecta, y  ahora ya bajo la luz del día se veía aun más hermosa (si eso era posible), llevaba un vestido de verano color crema con flores, y tenía una mancha de refresco, café, no sé, pero en la biblioteca no la tenía eso es seguro, su cabello era castaño y muy largo le caía en rizos por sus hombros. No era muy alta, pero tampoco era chaparra, era perfecta para mi vista.

Ella volteó hacia donde yo estaba, y nuevamente me sonrío, yo le sonreí de vuelta, mi estomago dio un vuelco y sentí el estúpido rubor volver a mi cara, me sentía casi tan estúpido como Andrea. Ella se volteó y siguió con su camino, yo por mi parte me quede parado ahí como un estúpido. Y me di cuenta que  estaba en problemas esta chica en verdad me gustaba y aun no le había dirigido la palabra.

-Disculpe, ¿va a querer algo?-la voz de esa chica me saco de mi estado trance, me gire y me encontré con una muy atractiva chica rubia, si no hubiera estado tan extrañamente hipnotizado por Sofí seguramente habría intentado algo con ella, pero en vez de eso solo sonreí y dije-Lo siento me distraje, quiero un helado de chocolate por favor. Pero la chica se me quedo viendo y no se movió, no sabía que hacer asi que simplemente le sostuve la mirada y le sonreí, y el color de su piel que hace solo unos instantes había sido blanca, empezó a tornarse en un rojo intenso, me dieron muchas gracias de reír, pero me vería como una mierda de persona así que lo único que hice fue darle una sonrisa más grande y repetir:

-Un helado de chocolate por favor.

-Umm si lo siento, en seguida esta listo-dijo empezando a servir mi helado.

-Muchas gracias.

En lo que ella me preparaba mi helado yo me giré y empecé a buscar con la mirada a Sofí, sin éxito, ella ya no estaba en la plaza, diablos, me entraron unas ganas de hablarle, de conocerla, de hacerla de reír, en serio quería que ella empezara a formar parte de mi vida.

-Aquí esta tu helado-dijo la chica, yo me volteé y le sonreí, y su piel volvió a tornarse roja.

-Muchas gracias-dije tomando el cono, ¿cuánto va a ser?

-Veinte pesos por favor.

-Aquí está- dije sacando el dinero de mi bolsa y entregándoselo a la chica.

-Gracias.

-Sí, hasta luego-dije y me dirigí a casa de mis abuelos.

Quédate conmigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora