Nos separamos lentamente, sus ojos tenían un brillo que hizo que mi corazón diera un vuelco.
- Eres lo más hermoso que he visto.- dijo acariciando mi mejilla y yo sentí como el color subía rápidamente hasta donde estaban sus dedos.
- Y eres aún más hermosa cuando te sonrojas.- yo solo le sonreí. Me sentía tan bien a su lado, tan tranquila y lejos de los problemas.
Daniel se hizo hacia atrás y yo me recargué en su pecho.
- No te merezco.- dijo en un susurro a penas audible. Me giré hacia él.
-¿ Por qué sigues repitiéndolo?- dije asustada.
- Es que yo no soy lo qu tu crees, he hecho cosas, y yo no debería ser feliz....- lo miré asombrada y cuándo estaba a punto de contestar Carlos salió corriendo de la casa.
Se acercó a nosotros y pude ver que había llorado.
Me paré en seguida y caminé para reducir el espacio que nos separaba a solo un metro.
-¿ está todo bien?.- pregunté, sabiendo que la respuesta no me iba a gustar en lo absoluto.
Carlos suspiró.- es papá, no se encuentra nada bien, tenemos que ir al hospital lo antes posible.
Yo asentí y caminé hacia la casa, me sentía fuera de mi, tan devastada, entonces sentí la mano de Daniel entrelazándose con la mía, y supe que al menos no tendría que pasar por esto sola.DANIEL
Sofi nunca había mencionado nada acerca de sus padres, y yo nunca los había visto, por lo que supuse que habían muerto, pero al enterarme de lo contrario mi piel se erizó.Sofi se veía tan mal, la sonrisa, esa perfecta sonrisa que siempre alegraba mis días se esfumó de su rostro al oír las palabras de Carlos, sus ojos se llenaron de lágrimas que no fueron derramadas y toda ella palideció.
Y aunque sabía que tenía que alejarme de ella, que no tenía que ser feliz, que me lo había prometido, no pude alejarme, no al verla así, tan... Destruida.
Avancé lentamente y cuando Sofi se disponía a ir hacia la casa enttelacé su mano con la mía, ella volteó y me sonrió, una sonrisa llena de tristeza.
- ¿Te quedarás a mi lado?- preguntó en a penas un susurro.
-Siempre.- dije, y sabía que esas palabras iban en contra de lo que me había prometido, pero es que simplemente ya era muy tarde, me había enamorado irremediablemente de Sofi, de su sonrisa, sus manos, su voz, son ojos llenos de bondad, de su fuerza, de su risa, de su familia, de todo lo que ella era, y no estaba dispuesto a dejarla sola jamás. Me encargaría de hacer de ella la mujer más feliz y no dejaría que nadie le hiciera daño otra vez.
Cuando entramos a la casa los tres pequeños se encontraban en la mesa mientras su abuelo los hacía reír.
Vero se acercó a nosotros.
-Carlos, ve con Sofi y con Daniel al hospital, nosotros nos quedaremos cuidando a los niños.
-¿ Estás segura abuela? - dijo Carlos en un tono de voz nada propio de él.-Claro, ustedes dos no necesitan más preocupaciones. Y a parte... Su madre estará allí.- dijo, y su voz no auguraba nada bueno.
Un silencio sepulcral, Sofi se dejó vencer y todas las lágrimas que había intentado contener salir precipitadas, me giré para abrazarla y pude sentir cada una de sus pequeñas convulsiones debidas al llanto, mi corazón se estrujaba cada vez más.
-Sofi, debemos ir.- dijo Carlos acariciandole la espalda con delicadeza. Ella se separó de mi lentamente y yo limpié sus lágrimas, le ofrecí mi mano y juntos caminamos hacia el auto de Carlos, dejando atrás la pacífica casa de los abuelos.
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Quédate conmigo.
Romance¿Qué pasaría si todo lo que creías seguro en tu vida de repente se derrumba? y desde ese momento tu vida ya no está en orden. Así se encontraba Sofí, hasta que llego Daniel, un chico que está huyendo de todos sus problemas y que al llegar con esta c...