El trato. (capitulo 16)

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SOFÍ.

Me fui a la cama con una gran sonrisa en la boca, ese chico hacía que mi mente se olvidará absolutamente de todo, y eso me gustaba bastante. Jamás había estado enamorada, y sabía que probablemente enamorarse de alguien en tan solo un par de día debía de ser imposible, solo pasaba en las historias como Romeo y Julieta, aunque realmente yo me sentía de cierta forma como una Julieta, aprisionada en todas las cosas que pasaban en mi vida, hasta que llegó mi Romeo y me hizo volar un poco, salir de toda esa basura en la que día a día tenía moverme. Lo único que esperaba era que nuestra historia no acabara tan dramáticamente como esa famosa obra de Shakespeare. Cerré los ojos y en ese preciso instante me quedé profundamente dormida.

La luz se filtraba por la cortina y me daba directamente en los ojos, me molestaba, me estiré en la cama y abrí los ojos, en la cama de al lado María dormía profundamente, era sábado y ella no tenía escuela, pero yo si tenía trabajo, hice una mueca y lentamente me metí al baño. Tomé una ducha, me vestí con mi uniforme, cepille mi cabello y me lavé los dientes.

Aún nadie estaba despierto, entré a la cocina y encontré un port-it pegado en el refrigerador:

Fui a hablar con el doctor, si eres Sofí, sonríe hermana no todo está perdido.

Si eres María, dales de desayunar a los chicos, llego a las tres.

Chicos, en la tarde iremos a las carreras, vístanse y dúchense, apestan.

Los amo.

-Carlos.

Leer su nota me sacó una gran sonrisa, mi hermano era seguramente el hombre más fuerte, valiente y cariñoso que había conocido. Saqué una manzana del refrigerador, la lavé, y comencé a comerla, tomé mi bolso y salí del apartamento.

En cuanto salí del edificio, un hombre se me abalanzo gritando como un completo desquiciada, yo comencé a gritar más fuerte, me tape los ojos y me hice bolita, esperando lo peor. Y justo en ese momento escuche una risa, esa que me causaba tantas cosas. Me destapé los ojos y volteé hacia arriba para encontrarme con esos ojos azules llenos de lágrimas a causa de la risa. Me levanté y le pegué con mi bolsa.

-No es gracioso, eres un idiota casi me da un paro cardiaco.-dije fingiendo enojo, lo cual era bastante difícil ya que la risa de Daniel era bastante contagiosa.

-De, de,-no pudo terminar la palabra a causa de un ataque más fuerte de risa.

-¿Qué?-dije riendo.

-Tu cara, fue, fue tan graciosa.-dijo riendo más.

-Oh eres un tonto.- dije golpeándolo juguetonamente en el brazo.

-Lo siento no creí que te fueras a asustar de esa forma.-dijo ahora solo sonriendo.

-Ahora sabes que soy una bebé que se asusta con todo, solo no lo divulgues.

-No lo haré.-dijo sonriendo.-Te acompaño a tu trabajo, o ¿qué, ya olvidaste el trato?- dijo pasando su brazo por mi hombro.

-Eso jamás.-dije mirando hacia arriba para encontrar su mirada, el me sonrío y yo le devolví el gesto. Y en ese momento no pude haber sido más feliz.

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Me van a odiar, ya sé que el capitulo es muy corto, y que me tarde años en subirlo, pero la inspiración se me fue :c ...espero que regrese pronto.

Los amo por leer la historia. <3

Y ya saben quejas, dudas, comentarias, críticas, mensajitos de amor, votos lo que sea :33 eso ayuda haha me largo... disfrutenlo.

Quédate conmigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora