SOFÍ
Solo pude leer unas pocas páginas, ya que después de unos minutos mis hermanos me pidieron que les diera de cenar. Después de eso rápidamente se fueron a dormir, yo me quede levantando un poco la cocina, cuando acabe me fui al cuarto de mis padres, no podía creer lo diferente que se sentía, antes me había dado tanta seguridad, ahora solo me traía triste recuerdos.
Iba a salir del cuarto, sentía las lágrimas quemando mis ojos, pero en ese momento vi una foto tirada en el piso que llamó mi atención, la tome y al verla sentí que algo me estrujaba el alma y la hacía mil pedazos, las lágrimas que había contenido durante tanto días se desbocaron, y me derrumbaron completamente. Los recuerdos del día que tomaron esa foto llegan rápidamente a mi mente.
Yo quería jugar con Carlos y sus amigos pero él no me dejo jugar con ellos, así que me fui muy triste a sentarme abajo del árbol más grande del parque, las lágrimas corrían por mi rostro. Cuando levante mi vista mi padre estaba agachado en frente de mí.
-¿Qué tienes pequeña?-dijo limpiando con su dedo mis lágrimas.
-Carlos no me deja jugar con él.
-¿Qué te parece si tú y yo jugamos?
-¿en serio?-dije sonriendo, hace mucho que no jugaba con mi papá.
-Claro que sí, ¿qué te parece si jugamos a los aviones?-pero antes de que pudiera responder mi papá me había levantado en sus hombros y había empezado a correr en círculos, yo reía alegremente, me sentía tan segura en sus brazos…
Fue ese momento en el que mi mamá salió con la cámara y nos tomó la foto. Diablos extrañaba a mi papá más que a nada en el mundo. Como reía, como era el único que me hacía entrar en razón cuando estaba enojada, como amaba tanto a mi mamá y mi familia…y ahora todo estaba tan mal en la casa sin el aquí. Mi corazón me dolía, yo siempre creí que eso era una tontería, el corazón no te duele por cosas que tengan que ver con los sentimientos, pero valla que estaba equivocada, duele y mucho.
Respiraba entrecortadamente, sentía un vacío en el pecho, un vacío que no había podido llenar con nada. Empecé a levantarme, tenía que ser fuerte, por Santiago, ese pequeño niño que tanto se parecía al hombre que más había amado en mi vida.
Me puse de pie y limpie las lágrimas que se habían derramado por mi rostro. Fui a mi cuarto y recogí el libro que había estado leyendo, María seguía hablando por teléfono, ella se había alejado mucho de mi desde aquel día, la quería de vuelta. Me puse mi abrigo y salí al balcón para leer un poco más.
Leer siempre me ayudaba, me gustaba sumergirme en la vida de otros personajes y dejar de pensar en lo mal que estaba la mía, los ojos me ardían, era la tercera vez que había leído este libro, y siempre lloraba, amaba a Benedetti era simplemente el mejor escritor, a mi parecer, de la historia. Estaba muy concentrada en el libro cuando una voz me desconcentró.
-¿Qué lees?- me gritó una voz desde el balcón del edificio de al lado, cuando levanté la vista me encontré con la mirada de esos ojos azules que tanto me habían gustado, sentí un extraño hormigueo en la boca de mi estómago.
-La tregua-dije sonriendo y antes de que pudiera terminar él termino la frase por mí-de Mario Benedetti.-contestó con una sonrisa… su sonrisa era hermosa, empecé a ruborizarme y di gracias al cielo que era de noche y asi mi patético color rojo no se notaría.
-¿te gusta Benedetti eh?-dije intentando que mi voz sonará lo más normal posible.
-Claro ¿a quién no le gusta Benedetti?-Dios, le gustaba Benedetti, eso le daba muchos puntos extra.
-A los tontos supongo-dije riendo, no sabía porque reía pero me sentía bien, tan poco preocupada y libre de reír todo lo que quisiera, hace mucho que no me sentía de esta forma, y Dios, se sentía bien.
Él también río, su risa era hermosa, alegre, como de un niño pequeño.-Si supongo que tienes razón-dijo apoyándose en el barandal del balcón-y ¿qué te trae a un balcón a estas horas de la noche?
Dejé mi libro en el piso, me puse de pie y me apoye en el barandal igual que el chico que tenía en frente, ahora estábamos separados tan solo por un metro, de cerca sus ojos eran aún más impresionantes, me perdí en ellos por un momento y me recordé que tenía que responder si no me iba a ver más estúpida aun- No podía dormir, y creo que es un excelente lugar para leer, y tu ¿qué me dices? Jamás te había visto en mi vida, y hoy te vi dos veces y ahora misteriosamente eres mi vecino también al parecer, suena bastante sospechoso-dije levantando una ceja, el tenia cara divertida y me mostraba una hermosa sonrisa que hacía a mis piernas ponerse a temblar.-¿me estás espiando chico misterioso?-él empezó a reír y su risa me contagio, reí acompañada de este extraño chico que me hacía sentir tan extrañamente bien.
-No te estoy espiando, tranquila, yo me mude aquí con mis abuelos-dijo sonriendo-mi nombre es Daniel, mucho gusto-dijo tendiéndome la mano, reí internamente, alguien más que estrechaba las manos, ya no me sentía tan patética, estreche su mano-Soy Sofí.
-Lo sabía-dijo sonriendo, me quede extrañada y lo miré levantando una ceja.-¿Lo sabías? Creo que te acabas de echar de cabeza, si me estas espiando chico raro-dije riendo, el se puso rojo, y debio haber sido demasiado rojo para que alcanzara a distinguirlo a esta hora de la noche.
-¡No! Yo umm..tú tienes cara de que te llamas Sofí, es eso.
-Si claro.
-¿No me crees?
-No mucho la verdad.-dije riendo, y el rio conmigo de nuevo.
-Haré que me creas.
-Eso quiero verlo-dije sonriendo, fue cuando escuche como se abría la puerta de la entrada y esto me llevo a la realidad, Carlos ya había llegado, tenía que ir a ver como estaban las cosas, me aleje del barandal y Daniel me miro extrañado-lo siento vecino, pero ya es muy tarde, nos vemos luego, un gusto conocerte.-dije tomando mi libro.
-Adiós vecina, también me gusto conocerte.-dijo sonriendo, le sonreí de vuelta y regrese a mi hogar, dejando esos hermosos ojos azules a mi espalda.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Les dejo la foto de Carlos (:

ESTÁS LEYENDO
Quédate conmigo.
Romansa¿Qué pasaría si todo lo que creías seguro en tu vida de repente se derrumba? y desde ese momento tu vida ya no está en orden. Así se encontraba Sofí, hasta que llego Daniel, un chico que está huyendo de todos sus problemas y que al llegar con esta c...