Todo se derrumba. (capitulo 14)

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SOFÍ.

Al verla ahí parada, todo el aire de mis pulmones se escapó de golpe.

-Hola cariño.- “Hola cariño” me decía “Hola cariño” después de todo lo que hizo, mi pulso comenzó a acelerarse, sentía la ira subir y recorrer todo mi cuerpo.

-¿Hola cariño?, ¿eso es lo que me vas a decir?-bufé-debes estar bromeando.

Mi madre suspiró, sus ojos ahora estaban más rojos.

-¿Dónde están todos?

-¿Tus hijos? Oh ¿ahora te importa? Se fueron con Carlos al cine, después de que Jorge llorará porque su madre no estaba aquí.

-¿Eso es cierto?-preguntó la mujer parada en frente de mi, ya no la reconocía, esa no era mi madre.

-Sí, pero supongo que lo sabías, no se puede ser tan tonto.-la mujer me miró preocupada, mi voz sonaba llena de ira, jamás le había hablado así a nada, y menos a mi madre.- Cuando decidiste dejar de llegar a la casa, sabias que nos haría daño, pero como eres la persona más malditamente egoísta que conozco, decidiste preocuparte más por ti que por los que te rodean.-mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.- A todos nos duele lo que está pasando ¿sabes?-le grite.-pero nos quedamos, Carlos se parte la espalda trabajando y cuidando de los niños mientras yo estoy en el trabajo, luchando por tratar de que esta familia no se derrumbe completamente, y a ti, “la madre”-dije haciendo comillas con mis dedos.-ni si quiera te importa.

Mi madre comenzó a llorar.- ¿Qué quieres?-le dije finalmente.

-Hija.-dijo ella acercándose a mí, yo me hice a un lado.-¿QUÉ QUIERES?

-Voy a dejar el pueblo por un tiempo, no puedo seguir aquí.

-Está bien, lárgate, como siempre lo has hecho, no es que me importe la verdad, ya vi que si podemos estar sin. Sigue huyendo de la realidad, por mi está bien.-dije roja de ira, estaba apretando la mandíbula tan fuertemente que me hacía daño.

-Quisiera despedirme de todos.-yo di un fuerte bufido.

-Estás loca si crees que voy a dejar que te acerques a ellos, sería demasiado verte de nuevo para que te vuelvas a ir, y ahora más lejos. Ya la están pasando mal para que vengas y se las pongas mejor, si vas a huir, te irás como lo que eres una cobarde que no tiene el derecho de ver a sus hijos.

-Sofía.-dijo mi madre abriendo los ojos como platos, sabía que me había pasado pero no podía parar, me sentía mal, abandonada, enojada con esta mujer que no se preocupaba por nadie más que ella misma.

-Lárgate.-dije llorando.

-Hija.-dijo ella acercándose a mí.

-No me digas así, vete por favor.-dije haciéndome a un lado.

-Adiós hija, te amo.-dijo acercándose y tratando de darme un beso, yo voltee mi cara.

Ella se dio la vuelta con la cara llena de lágrima, y vi salir, a la mujer que me había dado la vida, por la puerta de enfrente, dejando mi vida, probablemente para siempre.

Las lagrimas que había tratado de contener comenzaron a salir, mi tiré al piso y llore desconsoladamente.

Jamás habría pensado que acabaría así con la mujer que me daba de comer, que me cuidaba cuando estaba enferma, que jugaba conmigo y me hacía reír.

Los recuerdos llegan a mi inevitablemente, cada sonrisa, cada abrazo…

Sentí como algo de mí se rompía, me abrace a mi misma y deje que las lágrimas y los recuerdos siguieran corriendo.

Quédate conmigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora