Peter intentó una vez más bloquear las risitas incesantes de las animadoras, pero una vez más, se le hizo imposible. Ausentemente, se preguntó cómo había sido convencido de llevar a su novia a una sesión de fotos, pero recordó el arsenal de persuasión que ella había usado y eso le respondió la pregunta.
Entonces Mery lanzó una sonrisa tímida sobre su hombro, sus brillantes ojos marrones claros encontrándose con los de él por un segundo antes de que volviera su atención a los demás. Peter sabía que lo había hecho en parte para jugar con él y en parte para asegurarse de que la estaba mirando. Ella era tremendamente vanidosa en ese sentido, algo que él había luchado por tolerar los últimos tres largos años. Aunque era una de las chicas más hermosas que él jamás hubiera visto, nunca se hacía fácil soportar a Mery y su enorme ego.
Apretando los dientes, Peter forzó a sus labios a curvarse en la falsa sonrisa que llevaba hace seis meses, desde que descubrió lo mal emparejados que estaban Mery y él. Últimamente tenía que recordarse constantemente que podría terminar las cosas con ella cuando acabara su última temporada de fútbol.
Sólo unos pocos meses más, pensó.
Hasta entonces Peter no quería cambiar nada, ni arriesgarse a arruinar su juego. Todo su futuro dependía de la beca de fútbol a la LSU, y ni un día pasaba sin que su padre le recordara que no había nada más importante en la vida en este punto.
Con eso en mente, Peter se aseguró que podía aguantar su belleza incomparable, su dominancia insaciable en el sexo y su ambición de hierro por otro año más.
—¿Hay alguna forma de que ustedes hagan una de sus rutinas para que pueda tomar fotos en movimiento? —preguntó el fotógrafo a Mery.
Peter sabía que ella iba a responder antes de que él lo hiciera. Mery amaba actuar incluso más de lo que amaba que le tomaran fotografías, lo que era mucho.
—Por supuesto —respondió ella, sacudiendo la mano, un gesto que ocultaba la emoción que él sabía que sentía por tener más ojos fijos en ella. Ya fuese que hubieran dos personas o doscientas, prácticamente cada mirada lo suficientemente cerca encontraba su camino hacia Mery. Ella no sólo era la capitana del equipo y punto central en prácticamente todas sus rutinas, Mery además era mortalmente hermosa. Siempre era el centro de atención, y la mayoría de las personas se encontraban locamente fascinadas por ella.
Peter puso los ojos en blanco involuntariamente. La mayoría simplemente no sabía cómo era ella en realidad.
Peter vio sus caderas menearse dentro de su corta falda mientras Mery hacía su camino al equipo de iPod que había traído. Sus delgados dedos trabajaron la pantalla unos segundos antes de que se inclinara y lo dejara en su lugar. No se molestó en agachar las rodillas, mostrando felizmente sus "rojitas", como les decía a Peter donde se sentaba en el césped detrás de ella. Cuando se enderezó, le guiñó el ojo rápidamente antes de volver a la manada de lobas asesinas que ella llamaba animadoras.
Aunque su cuerpo reaccionó a la exhibición, Peter no pudo soportar el observar una vez más las rutinas que ya había visto docenas de veces. Esperando a que Mery lo mirara de nuevo, Peter le señaló que volvería pronto y se escabulló enseguida. No podía esperar a huir del área acordonada para el equipo y se dirigió a la tranquilidad del estacionamiento principal.
Cuando se alejó lo suficiente para ya no oír el ritmo molesto de la música demasiado fuerte, Peter ralentizó el paso y buscó un árbol para reclinarse y disfrutar de la sombra. Florida podía ser muy cálida en el invierno, ¿pero durante la primavera y el verano? A veces "sofocante" ni se acercaba.
Un enorme abedul cerca del límite lejano del parque llamó su atención, y Peter se dirigió allí. El hecho de que estaba cerca de un banco vacío sólo lo hacía más atractivo.
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Frágil
Teen FictionEl corazón de ella, tan delicado como el cristal. El amor de él, tan fuerte como el acero. ¿Puede alguno sobrevivir a la vida y la muerte?