—¿Qué son esos? —preguntó Lali a toda prisa, como si estuviera ansiosa por cambiar de tema. Sus ojos habían cambiado, y ella estaba mirando más allá de Peter hacia el final de la suma definitiva a la pared del fondo, donde había una hilera de macetas alineadas en un solo estante. Las flores que emergían de ellas lucían muy diferente a las otras orquídeas.
—Creo que son orquídeas nocturnas. La flor se abre sólo por la noche y luego se cierra de nuevo durante el día.
—Son increíbles —exclamó ella, deslizándose al lado de Peter para investigar más a fondo las flores de aspecto modesto. A su paso, un ligero aroma flotaba envolviéndolo. Incapaz de detenerse, Peter inhaló. Lavanda. De alguna manera, el delicado aroma encajaba perfectamente con Lali.
—Me encantan las flores, casi tanto como me encanta la fotografía —musitó Lali suavemente, pasando un dedo por una hoja verde—. Hay pocas cosas que me hacen feliz. —Peter notó que, mientras hablaba, acariciaba distraídamente el pequeño bolso negro de su cámara que colgaba de su lado izquierdo.
Para gran consternación de Peter, la campana eligió ese momento para sonar. No parecía posible que el recreo ya se hubiese acabado.
—Wow, eso fue rápido —observó Lali, volviéndose hacia la salida.
Sin decir una palabra, Peter guardó la cámara en su bolso y se lo echó al hombro. Hizo un gesto para que Lali fuera adelante hacia la puerta, flexionando los dedos para evitar poner su mano en la parte baja de su espalda al pasar. Nunca había querido tocar a otra persona tanto en toda su vida.
Ambos guardaron silencio mientras se abrían camino de regreso a la escuela. Peter miró a Lali a medida que caminaban. Tenía los ojos fijos en el suelo. No podía dejar de preguntarse qué estaba pensando.
Demasiado pronto, estaban de vuelta en la puerta frente al laboratorio fotográfico y Peter se encontró sin saber qué decir. Él sabía que lo que dijera pondría fin a su tiempo con Lali, un hecho por el que habría hecho cualquier cosa por evitar.
—Bueno, gracias —dijo finalmente, sonriendo tímidamente hacia él—. Realmente aprecio...
—Ahí estás —exclamó Mery, doblando la esquina hacia el pasillo—. He estado esperándote en tu casillero. —Haciendo su camino rápidamente hacia el lado de Peter, Mery enganchó su brazo alrededor de él y sonrió brillantemente a Lali—. ¡Hola! Soy Mery.
—Hola —dijo Lali, una sonrisa tolerante curvando sus labios—. Soy Lali.
Obligándose a no alejar a Mery como quería hacer desesperadamente, Peter observó el rostro de Lali. Aunque era sutil, pensó que podía detectar una diferencia en su sonrisa. Parecía un poco más fría, aunque sospechaba que nadie más lo hubiera notado. Él acababa de prestar una cantidad excesiva de atención a su sonrisa. Estaba empezando a sentir como algo sin lo cual no podría vivir, lo que era ridículo. Ridículo, pero cierto.
—Siento lo de antes —dijo Mery, arrugando la nariz. Peter se sorprendió por el cambio en su comportamiento. Ella parecía casi... genuina—. SPM(Síndrome Pre-Menstrual). No es una excusa, pero al menos es una explicación.
La sonrisa de Lali se hizo un poco más cálida, no del todo, para sorpresa de Peter. Se imaginó que era del tipo de las que perdonaban.
—Sé lo que es. —Simpatizó.
—¿También estás en Fotografía?
—Sip.
—Pobre Peter, tiene que tomar una clase como ésta para hacer de él el mejor candidato para las mejores escuelas, pero odia cada minuto de ella. No está exactamente inclinado por lo artístico —bromeó Mery, tocándole las costillas.
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Frágil
Teen FictionEl corazón de ella, tan delicado como el cristal. El amor de él, tan fuerte como el acero. ¿Puede alguno sobrevivir a la vida y la muerte?