Cpaitulo 26

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Peter ya estaba en ventaja cuando dobló en la esquina hacia la casa de Lali. Cuando sus luces brillaron en el jeep aparcado junto a la acera, la ira y el resentimiento burbujeaban en la superficie.

Lali estaba de pie en el porche hablando con Benjamin. Él tenía los brazos cruzados sobre su pecho, y ella sacudía su cabeza por algo que él estaba diciendo. Peter fue más lento y observó a los dos tranquilamente mientras se acercaba.

Benjamin levantó las manos e hizo un gesto enfático. El rostro de Peter se sonrojó por el calor. Benjamin agitó los brazos frenéticamente. El pulso de Peter golpeó su pecho. Pero entonces, cuando Benjamin en realidad se adelantó y agarró a Lali en sus brazos y la sacudió, fue que Peter vio todo rojo y la furia explotó en su estómago.

Peter se detuvo en medio de la calle, empujó la palanca de cambios en el estacionamiento y saltó fuera. Prácticamente corrió al lado de Lali.

Benjamin lo oyó venir. Se volvió hacia Peter justo mientras el cuerpo de Peter dejó la tierra y voló por el aire como un cohete, noqueando a Benjamin contra el lateral de la casa.

Peter sintió a su respiración dejar sus pulmones en un silbido antes que ambos cayeran al pórtico de hormigón.

En el fondo de su mente, Peter sabía que Lali estaba diciéndole algo, pero estaba cegado por la rabia, pensando sólo en despedazar a Benjamin miembro por miembro por atreverse poner un dedo en Lali.

Peter luchó con Benjamin contra su espalda y, antes de que pudiera pensarlo mejor, su puño conectó con la quijada de Benjamin. Hueso batió hueso, irrumpiendo la tranquilidad de la noche como un trueno. Peter sintió un poco de dolor en los huesos de sus manos. No se dio cuenta de lo que había pasado hasta que conectó un segundo golpe y sintió la fragmentación de su muñeca.

Dejó caer su mano derecha, teniendo toda la intención de proceder con la izquierda, pero su oponente ya estaba inconsciente debajo de él. No estaba seguro de qué golpe lo había hecho, pero Peter había noqueado a Benjamin.

Como una marea que retrocede desde la costa, la mayor parte de la ira de Peter se evaporó y solamente pensó en Lali. Se volvió para ubicarla. Ella estaba de pie detrás de él, cerca de la puerta principal, sus ojos muy abiertos y sus manos sujetando firmemente su boca.

Peter se puso de pie y caminó hacia ella. Cuando levantó sus manos hacia ella, ella se encogió, apartándose de él.

—¿Estás bien? — preguntó él.

Lali lo miró, luego a Benjamin y de vuelta a él. Finalmente ella asintió.

Peter dio otro paso hacia ella, pero ella retrocedió.

—No quiero herirte, Lali. Nunca te haría daño.

Él vio la indecisión en sus ojos. Ella estaba en guerra con lo que sabía de él frente a lo que acababa de presenciar. Para confiar en él o no. Le había dado razones para dudar de él, y eso desgarró a Peter.

El corazón de Peter se desplomó cuando vio el miedo y algo parecido a la desconfianza caer como una cortina sobre la cara de Lali. En ese momento, Peter se dio cuenta de la magnitud del daño que había hecho. Y no había nada que pudiera hacer para cambiarlo.

—Quizás deberías irte, Peter —sugirió Lali cuando por fin movió sus manos.

—No te dejaré con él cuando despierte, Lali.

—No estoy preocupada por él —dijo enfáticamente.

—Lali, por favor no hagas esto. No soy el malo aquí. Lo vi agarrarte. Sólo estaba tratando de protegerte.

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