Lali estaba de espaldas a él. Un rayo de sol brillaba hacia abajo sobre ella, haciendo que los tonos rojizos de su cabello castaño brillaran como el oro bruñido. Estaba de pie, inmóvil como una estatua, observando a una sola abeja que zumbaba de flor a flor entre las orquídeas. Peter conocía la fascinación que ella sentía mientras observaba. Él sentía lo mismo cuando la miraba.
Justo cuando estaba a punto de extender sus brazos y llevarla a sus brazos como lo quería hacer desde el minuto en que la había conocido, él recordó la llegada de Benjamin en su vida y se detuvo. En cambio, él la llamó en voz baja, con la esperanza de no asustarla.
—Lali.
Ella se dio la vuelta, con una sonrisa grande en su cara.
—¡Hey! Llegas tarde —bromeó ella con un guiño.
—Por lo menos yo sí asistí a todas mis clases de hoy, a diferencia algunas personas — dijo enfáticamente, aclarándose la garganta.
—Bueno, algunas personas tenían citas que no podían pasar por alto.
Peter podría haber cortado su lengua de su boca. Él ni siquiera había considerado que podría haber tenido una cita con el médico, a pesar de que debería haberlo hecho, teniendo en cuenta su historia. ¿Sería de mala educación preguntar qué pasó? o ¿si se encontraba bien?
Mientras él deliberaba silenciosamente, Lali ya estaba siguiendo.—Así que, ¿sería posible fotografiar en realidad estas orquídeas cuando se abren por la noche? Creo que harían algunas imágenes sorprendentes, sin mencionar que sería retorcidamente genial ver algo así.
Como de costumbre, Peter fue tomado por sorpresa por el encanto de ella.
—¿Retorcidamente genial?
Lali sonrió.
—Sí, retorcidamente genial. ¿Tienes algún problema con eso?
—No, señora —dijo Peter rápidamente, sosteniendo sus manos en alto como en señal de rendición. Lali rió, y Peter sabía que iba a volver a reproducir el sonido una y otra vez en su cabeza—. Entonces, ¿cuál es nuestra tarea de hoy, entonces?
—Insectos.
—¿Insectos?
—Insectos.
—Bien, entonces ¿por qué estamos aquí?
—Bueno, estoy segura de que hay insectos en abundancia aquí, pero no se supone que debamos estar trabajando aquí. Sólo quería venir aquí y mirar las flores otra vez, así que el señor Gault dijo que te enviaría aquí para encontrarme.
Peter hizo una nota mental para agradecer al señor Gault un día por hacer esto.
—Está bien, así que, ¿a dónde sugieres que vayamos para encontrar los mejores insectos para fotografiar?
—Los bosques, por supuesto.
—¿Los bosques? No hay bosques por aquí.
La sonrisa de Lali gritó travesuras.—Bueno, hay algunas ventajas de ser un sobreviviente de cáncer. El señor Gault fue lo suficientemente bueno para estar de acuerdo en dejarnos ir al bosque detrás de mi casa para completar nuestra asignación. Quiero decir, viajar es una parte de la exención que todos teníamos que hacer que nuestros padres firmaran para esta clase, ¿verdad?
Peter tuvo que reír.
—Eres una genio malvada.
Lali hizo una reverencia.
—Vaya, gracias, amable señor.
Mientras sus labios se curvaban en una sonrisa amplia, los ojos de Lali brillaron. Como de costumbre, Peter tuvo que contenerse de devorarla.
—Yo conduciré —dijo él rápidamente, tomando la mano de ella llevándola detrás de él; sabía que tenía que salir de allí antes de que hiciera algo estúpido.
Peter trató de ignorar cómo los dedos de ella se apretaban con fuerza alrededor de los suyos y cómo ella se apresuraba a seguir su ritmo. Lo siguió tan de cerca detrás de él que podía sentir sus pechos presionar en la espalda cuando se detuvo para abrir la puerta.
Los dos caminaron rápidamente por todo el campus hacia el estacionamiento de los estudiantes. La emoción zumbaba entre ellos como si estuvieran escabulléndose a un encuentro ilícito. Peter se preguntó si Lali podía sentirlo. En el momento en que se habían metido en su coche, ese sentimiento arriesgado había disminuido. Peteresperaba que ella no pudiera sentir eso. No parecía hacerlo; parecía tan pacifica como siempre, mirando tranquilamente por la ventana al paisaje que pasaban mientras él conducía.
Cuando el silencio se había extendido más allá de nivel de confort de Peter, se aclaró la garganta y abordó el tema que lo había estado comiendo por horas.
—Así que, Benjamin...
ESTÁS LEYENDO
Frágil
Roman pour AdolescentsEl corazón de ella, tan delicado como el cristal. El amor de él, tan fuerte como el acero. ¿Puede alguno sobrevivir a la vida y la muerte?