—Peter —respondió secamente, sus ojos se cerraron de nuevo. Peter podía oír su respiración superficial. Corrió hacia ella, cayendo de rodillas a su lado.—¿Qué pasa? — preguntó él, sus manos bailando ligeramente sobre su cuerpo mientras buscaba una lesión de algún tipo, orando por encontrar una. Se negó a pensar que lo que la aquejaba era algo interno, algo que no podía ver. Algo que podría quitársela para siempre. Sintió las lágrimas picar sus ojos cuando ella no respondió — . Lali, ¿puedes escucharme?
Su asentimiento apenas fue perceptible, sin perder un minuto más, Peter dejó caer la bolsa de su cámara y la tomó en brazos. Ni siquiera sintió el dolor irradiando de su brazo debido a la mano herida.
Casi corriendo, Peter se dirigió a la oficina de la enfermera, pasando junto al asistente y yendo directamente a una de las dos enfermerías para acostar a Lali en la cama. Una enfermera indignada lo siguió, pero sus palabras enojadas murieron en sus labios cuando vio a Lali.
—Marjorie, llama al 911 — gritó detrás de ella antes de volver su atención a Lali.
—La encontré así. ¿Qué le pasa?
La enfermera puso el dorso de su mano contra la frente de Lali y frunció el ceño.
—Bueno, no tiene fiebre. ¿Cuál es su nombre?
—Lali.
—Lali —dijo la enfermera, frotando suavemente la mejilla de Lali —. Lali, cariño, ¿puedes escucharme?
Lali murmuró algo ininteligible mientras luchaba por abrir los ojos, en vano.
—¿Y bien? —incitó Peter.
—¿Es alérgica a algo? ¿Picadura de abejas? ¿Algo así?
—No que yo sepa.
—Hmm. Bueno, es difícil decir lo que es, cariño, pero ellos la llevarán al hospital y le echarán un vistazo allí.
—¿Así que esperamos la ambulancia? Puedo llevarla al hospital más rápido. Déjeme llevarla —rogó Peter.
—¡No, señor! — dijo la enfermera, negando con la cabeza — . Ninguno de ustedes va a dejar mi vista hasta que llegue la ambulancia.
Peter tuvo la impresión de que ella podía decir eso. Pudo haberse pateado a si mismo por no llevar a Lali directamente al hospital. Sabía que siempre era mejor pedir perdón que permiso. Ahora estaba atascado.
—¿Sabes si ella tiene algún problema de salud?
—Sí, tuvo cáncer de pulmón hace un tiempo atrás y tuvo quimioterapia y radiación.
Peter vio la mirada que apareció en la cara de la enfermera. La sintió como una flecha en su corazón. Sabía lo que ella estaba pensando y fue casi más de lo que podía soportar.
—Por favor, déjame llevarla —rogó. La voz de Peter tembló, pero a él no le importaba. Lo único que le importaba estaba yaciendo en una cama frente a él, preciosos segundos de la vida de ella pasando—. Por favor.
La cara de la enfermera se suavizó.
—Cariño, lo que sea que esté mal con ella no va a ser arreglado en los siguientes diez minutos. Además, se encargarán de ella más rápido si llega con el equipo.
Peter racionalizó que ella probablemente tenía razón, por lo que renunció a pedirle llevarla. En cambio, se agachó y agarró la mano inerte de Lali en la suya entablillada.
—¿Lali? ¿Puedes escucharme?
Su cabeza rodó de lado a lado y murmuró nuevamente, pero no tuvo ninguna reacción más que esa.
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Frágil
Teen FictionEl corazón de ella, tan delicado como el cristal. El amor de él, tan fuerte como el acero. ¿Puede alguno sobrevivir a la vida y la muerte?