La fila se movió rápidamente, mucho más rápido de lo que a Peter le gustaba. Lali había dejado su mano en la suya y Peter podía pasar toda la noche sosteniéndola. En su silencio, él estaba completamente enfocado en la sensación de su pequeña mano en la suya: lo tibia que estaba, lo suave que era, cómo la electricidad parecía brincar y subir por su brazo, incluso con un contacto inocente.
Él se ofreció a sostener el oso polar. Ella no dejó que lo tocara. Ambos se rieron.
El resto del tiempo, Peter miró a Lali por el rabillo del ojo. Él miró alrededor ocasionalmente para ver lo que ella estaba viendo, pero la mayor parte, no podía dejar de verla. Ella miraba a la gente alrededor. Parecía curiosa y fascinada. Al mismo tiempo un bonche de fans carnavalescos bajaron de la rueda de la fortuna, y ella sonrió con lo que parecía anticipación y apretó su mano emocionada. Su corazón latía más fuerte cada vez que lo hacía.
Cuando fue su turno, Peter tomó el oso polar y la ayudó a subir al pequeño carro. Se sentó junto a ella, situando al animal en el otro lado.
—¿Estás lista? —preguntó, sabiendo cuál sería la respuesta. Ella casi zumbaba de la emoción.
Lali lo miró a los ojos. Levantó su mirada hacia él antes de que asintiera y sonriera. Por un momento, Peter se preguntó si ella estaba lista para algo más, algo como él, pero ella rápidamente se giró y el momento se fue. Él no estaba completamente seguro de si se lo había imaginado sólo porque lo deseaba tanto, la quería tanto.
Cuando las ruedas empezaron a girar y hacían su camino a la cima, después de detener su rutina para que los nuevos pasajeros reemplazaran los viejos, Peter se sentó a mirar a Lali. Ella estaba inclinada hacia adelante, mirando al suelo. El viento levantaba su cabello y esparcía su deliciosa esencia por todo el rostro de él. Cuando él se sentó también, el carro se tambaleó, meciéndose amenazadoramente.
Con un gritito, Lali se inclinó hacia atrás, aplastándose contra el carro. Sus ojos estaban muy abiertos cuando se giró hacia Peter. Él se dio cuenta de que la había asustado.
—Lo siento. No lo hice a propósito.
Lentamente, los labios de Lali se convirtieron en una sonrisa.
—Hazlo de nuevo —dijo ella, cuidadosamente inclinándose hacia adelante una vez más.
Sonriéndole a su valentía, Peter se inclinó rápidamente hacia atrás, y luego adelante, haciendo que su carro de nuevo se meciera. Lali medio gritó, medio se rió, claramente emocionada. Peter sintió el sonido en su pecho como un organismo vivo.
Cuando la rueda de la fortuna había subido a todos sus pasajeros, empezó un suave movimiento circular, levantándolos del suelo y luego bajándolos. Lali se inclinó hacia adelante y miró a todo, se dio cuenta de todo. Peter estaba sentado hacia atrás, su brazo cruzaba el asiento detrás de ella, e ignoró todo para ver sólo a Lali.
Ella le preguntó cosas ocasionalmente, pero de otra manera permaneció callada mientras asimilaba todo. Peter estaba hipnotizado por ella, un estado en el que se encontraba más y más seguido. Cuando el Ferris los llevó en su tercer ascenso, Lali se inclinó atrás en su asiento, su cuerpo encajaba en el hueco de sus brazos como si estuvieran diseñados para hacer eso. Peter acalló la urgencia de envolver su brazo alrededor de ella y jalarla más cerca. Él retuvo su respiración cuando ella suspiró e inclinó su cabeza contra su hombro, mirando hacia el claro cielo nocturno.
—Nunca he visto una noche más hermosa —dijo ella.
Peter tuvo que trabajar duro en alejar sus ojos de Lali, pero lo hizo, mirando arriba a lo que la había impresionado tanto.Al principio, la noche parecía exactamente igual como lo hacía cualquier otra noche: oscura con estrellas, como él se había imaginado la noche en cualquier parte del mundo. Antes de que regresara su atención a Lali, él trató de ver la vista tan ampliamente como ella la miraba, ver lo que ella estaba viendo. Fue entonces cuando Peter se dio cuenta que el cielo no sólo estaba oscuro; era el color del terciopelo azul oscuro, rico y lujoso. Las estrellas brillaban como muchos diamantes brillantes y la luna perfectamente redonda colgaba en medio como un medallón brillante plateado. Era la misma noche que había visto toda su vida, pero esta noche quitaba la respiración.
Cuando Peter finalmente miró de nuevo a Lali, ella estaba viéndolo esta vez. Sus ojos brillaban más que la luna y una dulce sonrisa adornaba sus labios.
Peter abrió su boca para hablar, pero no salieron las palabras. Él estaba impresionado de ella: su belleza, su visión y su increíble alma.
Él nunca había experimentado anteriormente a otra persona. Pero él experimentaba Lali. Sentía como si su presencia fueran dedos transparentes que lo envolvían de calor, envolviéndose alrededor de su corazón como un capullo. Él sabía que nunca sería lo mismo sin ella.
El cabello de ella estaba contra su camisa y ella asintió.
—Lo sé —dijo ella enigmáticamente.
Peter sabía que ella probablemente se estaba refiriendo al cielo (como ¡Lo sé, es lindo!) pero él no podía evitar preguntarse si él tenía el corazón en la mano y ella sabía lo que él estaba pensando. Incluso si ese era el caso, no podía evitarlo, no podía evitar lo que él estaba sintiendo. Sabía que su vida nunca estaría completa, que incluso nunca se sentiría de nuevo completo si tenía que vivir sin Lali.
Ella giró su rostro hacia el cielo y la mente de Peter daba vueltas mientras la rueda de la fortuna iba hacia el suelo.
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Frágil
Roman pour AdolescentsEl corazón de ella, tan delicado como el cristal. El amor de él, tan fuerte como el acero. ¿Puede alguno sobrevivir a la vida y la muerte?