Capitulo 12

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Peter no podía apartar la mirada de ella, aun cuando sabía que debería. Estaba casi estupefacto cuando sus ojos viajaron a lo largo de ella.

Lali llevaba diminutos pantalones cortos de color rosa y una camiseta sin mangas, y mientras que Peter la había visto muy brevemente en un bikini, había estado tan preocupado por ella en ese momento, que había prestado poca atención a los detalles. Pero esto, esto era algo diferente. Podía ver claramente lo que su ropa holgada ocultaba. Y lejos de la valoración de Mery sobre su físico, Lali estaba constituida bastante como una mujer.

Mientras sus ojos se dirigían de nuevo hacia arriba desde sus pies descalzos, Peter tomó nota de cada detalle. Sus uñas estaban pintadas de rojo oscuro. Sus piernas eran largas, lisas y perfectamente formadas. Hacían que sus abdominales se contrajeran, su primer pensamiento siendo de ellas envueltas alrededor de su cintura. Un vientre plano daba paso a pechos altos y rollizos, y hombros suavemente redondeados. Los ojos de Peter finalmente hicieron su camino por el cuello grácil de Lali, al rostro que lo había perseguido desde el día que lo había visto por primera vez.

La delicada piel de sus mejillas estaba teñida de color rosa con placer o vergüenza. Peter no sabía cuál. El color sólo se profundizó cuando Gimena se aclaró la garganta ruidosamente, atrayendo su mirada y la de Lali hacia ella. Ella arqueó las cejas y, sin decir una palabra, efectivamente les dijo que se cuidaran. Peter silenciosamente aplaudió su aptitud por la comunicación no verbal. Entendió su mensaje alto y claro.

—Estaré en la cocina —dijo enfáticamente, girando lentamente para hacer su salida.

Cuando había desaparecido de vista y podían ser escuchados golpes en la cocina, Peter finalmente dejó que sus ojos derivaran de nuevo a Lali. Había tomado toda la fuerza de voluntad que pudo reunir no mirarla boquiabierto más de lo que había hecho mientras su madre estaba en la habitación. Pero ahora que su cabeza estaba un poco más clara, sabía que, considerando la forma en que la había espantado esa tarde, tenía que cuidar sus pasos.

Manteniendo sus ojos cuidadosamente entrenados en su cara, Peter habló:

—Quería traerte tus fotos.

Como notando por primera vez que sostenía algo, los ojos de Lali cayeron a sus manos y sus labios de curvaron en una sonrisa.

—Oh. Gracias.

Alargó su mano hacia ellas, pero las mantuvo lejos de su alcance.

—Había algo que quería preguntarte.

Lali parecía un potro asustadizo, ligeramente desconfiada y lista para huir.

—E-está bien.

—Revelé tu último rollo.

La sangre corrió de vuelta a sus mejillas y bajó su mirada.

—Ésa no es una pregunta.

Se preguntó si ella no había querido que él viera que lo había fotografiado. ¿Estaba avergonzada? ¿O había visto algo que la hacía sentirse incómoda? ¿Había visto demasiado? Sólo había una manera de averiguarlo.

Sacando una imagen, Peter la levantó y preguntó:

—¿Qué ves?

La imagen era de Peter en perfil. Recordaba que había estado mirando a un artista, un pintor específicamente, quien había establecido su lienzo en el otro lado del parque. Estaba justo en ese momento sacando sus pinturas y pinceles. A pesar de que aún no había comenzado a pintar, la tranquilidad y la felicidad irradiaban de él en ondas que Peter no tuvo problemas para percibir, incluso desde tan lejos.

Lali miró la foto y luego encontró sus ojos.

—Veo a alguien que tiene miedo de abandonar el único sueño que lo hará feliz porque está demasiado ocupado haciendo lo que todo el mundo quiere que él haga.

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