David

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Era un niño de 10 años que había amanecido con dolor en el estómago. Se levanto de su cama y se cambio para irse a la escuela. Bajo a la cocina con dificultad. Su madre estaba en la cocina preparando el desayuno, al ver a Davis supo que algo andaba mal.

—Mami—dijo con carita de mucho dolor—me...

No pudo completar lo que iba a decir, ya que corrió al baño. Su madre se fue detrás de él. Vomito.

—Hijo—dijo ella preocupada—vomita todo.

—Mami, me duele el estómago—dijo.

—Ven hijo, voy a revisarte.

Ella era doctora. Lo llevo a la sala. Lo reviso con mucho cuidado.

—Tienes una infección estomacal muy fuerte—dijo preocupada.

Mariana sabia que tenia que inyectar a su hijo, pero también sabía que sería muy difícil. David le tenia mucho miedo a las inyecciones.

—Mami, me duele—se quejó.

—Mi amor—dijo cariñosamente—voy a tener que ponerte una inyección.

—Mamá—empezó a llorar—por favor no—le estiro sus brazos para que lo abrazara—me da mucho miedo—puso su barbilla en el hombro derecho de su madre.

—Lo sé mi amor—lo abrazo—pero es necesario.

—Mamá no quiero.

—hijo, por favor, si me dejas inyectarte te compro un video juego, el que tú quieras—mariana estaba batallando para convencer a su hijo.

—No mamá no quiero.

—David hijo—le beso la cabeza—mírame—él la vio—te vas a seguir sintiendo mal, todavía no tienes fiebre, lo cual es muy bueno, pero si te da fiebre te vas a agravar y yo no quiero eso.

—Está bien mamá—dijo no muy convencido.

Mariana se levanto del sillón para preparar el medicamento. David se quedo sentado en el sillón con la cabeza agachada. Mariana sabía que a pesar de que su hijo había aceptado no se lo pondría fácil. Puso la jeringa en la bolsa de su vestido y se acercó a él.

—Hijo—le dijo tiernamente—párate, para desabrochar tu pantalón.

David hizo lo que su madre le pidió. Estaba tranquilo sin llorar, pero las lagrimas amenazaban con salir.

—Mami ¿duele? —pregunto asustado.

—Le puse anestesia mi amor—no quería mentirle a su hijo—el líquido molesta un poquito—le sonrió—acuéstate.

David lo hizo. Su madre bajo un poco su pantalón. Ella bajo su bóxer.

—Mami no quiero—dijo volteándose. Estaba llorando fuerte.

—Hijo, va a ser rápido—le dio un beso en la mejilla—10 segundos, te lo prometo, acuéstate y terminamos con todo esto—le pidió cariñosamente.

—Mamá—se quejó un poco, pero se acostó.

—Te voy a explicar todo—le dijo ella—te voy a poner el algodón—le informo y lo hizo—esta frio—le dijo al sentir que él se tensó—no te pongas duro mi príncipe—él se relajó un poco—no te vayas a mover, por favor, para no lastimarte, te voy a apretar y vas a sentir un pequeño piquetito—le apretó un poquito su nalguita derecha y metió con mucho cuidado la aguja.

—Mami—brinco cuando sintió la aguja penetrar su piel. Se movió.

—No te muevas hijo, falta poquito—Mariana estaba metiendo el liquido despacio para que no le doliera.

—Mami, duele—decía él.

—Ya voy a terminar mi amor—metió todo el liquido y saco la aguja—listo—dijo apretando su nalguita con el algodón.

David no espero a que su madre subiera su ropa. Se levanto y se tiro en sus brazos. Después de un rato llorando se quedo profundamente dormido. Su madre lo vistió y lo dejo dormido en el sillón.  

Miedo a las Agujas E InyeccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora