Iris se desperto con cólicos muy fuertes. Vivía con sus tres hermanos mayores, Alejandro era arquitecto, Eduardo medico pediatra y Gabriel medico internista. Iris se levantó de la cama a pensar del dolor tan intenso, debía de ir a la escuela, no quería asistir a clases, sus cólicos no ayudaban en nada, pero sabía que sus hermanos le preguntarían que le pasaba y a ella le daba mucha vergüenza decirles que tenía cólicos. Los 3 eran muy sobre protectores con ella, era su hermanita pequeña de 17 años. Si por ellos fuera, ella estaría en una vitrina para que no le pasara nada. Se metió a bañar y después se puso el uniforme del colegio para después bajar a desayunar. Eduardo y Alejandro eran los únicos que estaban en la casa. Gabriel había tenido que irse muy temprano por una emergencia.
-Buenos días-dijo ella con un mejor ánimo, pues no quería que sus hermanos en especial Eduardo se diera cuenta que se sentía mal.
-Buenos días princesa-dijo feliz Alejandro.
Eduardo la abrazo. Lo que provocó que el estómago le dolia un poco, pero se no se quejo. Su hermano la vio a los ojos, le dio un beso en la cabeza. Ella sonrió, pero su cara reflejaba dolor, aunque estaba tratando de que no se le notará.
-¿Qué te pasa?-preguntó un tanto preocupado al verla.
-Nada-dijo rápidamente.
Se alejo de su hermano y se sentó en a la mesa. Eduardo la vio un momento y noto que su expresión corporal decía algo muy diferente que su boca. Pues estaba un poco encorvada, su cara reflejaba dolor, aunque muy poco, pero él pudo notarlo. No le dijo nada para no incomodarla. Alejandro termino de hacer el desayuno, les sirvió a sus hermanos y los 3 comieron. Eduardo no estaba convencido de que su hermanita estaba bien.
-Iris ¿Estás bien?-preguntó tranquilo, pero por su tono de voz era de seriedad.
-Si Edu, estoy bien, no te preocupes-dijo parándose de la mesa para ir a su cuarto e irse a la escuela-ya me voy a la escuela-les dijo.
Les dio un beso a cada uno de sus hermanos y se fue. Los cólicos disminuyeron y lo agradeció mucho. Estaba haciendo un gran esfuerzo porqué sus hermanos no notarán que le pasaba. Se lavo los dientes, tomo su mochila y se salió de la casa para subirse a su carro. Eduardo también se fue a trabajar y la vio antes de irse y confirmó sus sospechas, a su pequeña hermana le pasaba algo, ya iba a ir a hablar con ella, cuando recibió una llamada del hospital y tuvo que irse, pero se quedó preocupado, pues era muy cercano a su hermana y ella no había confiado en él y eso más que decepcionarlo le dolió y mucho. Iris iba de camino a la escuela cuando los cólicos volvieron con más intensidad. Freno de golpe los carros de atrás le pitaron desesperados. Ella se estacionó para no obstruir el camino. Estaba pensando en regresarse a su casa. Sus hermanos no estaban por la mañana y podría inventar que salió de la preparatoria temprano, solo lo pensó un minuto y se convenció de ello. Ella manejaba más despacio de lo normal. Al entrar a la privada donde vivía, vio que el coche de su hermano Alejandro salía de su casa y espero que él se fuera, no quería ser descubierta. Ya que vio que su hermano salió de la privada que tenían una puerta para entrar y otra para salir y estaban separadas, Alejandro no se percató que su hermanita estaba volviendo a casa. Iris entro a su casa. Una fuerte punzada le saco el aire y tardó un rato en recobrarlo. Al salir del auto, camino muy despacio. Subir las escaleras fue una completa tortura para ella, al llegar a su cuarto se dejó caer en la cama y después de tomarse una segunda pastilla para ver si lo cólicos le dismunuian, se quedo dormida. No supo cuantas horas pasaron, cuando un fuerte ruido en el piso de abajo la despertó, brinco de la cama del susto. Al ser su celular, vio que era la 1:30 de la tarde y para esa hora ya tendría que estar en casa, por lo cual no sería difícil mentirle a sus hermanos, pero se sientia un poco mal en hacerlo, pues siempre se habían tenido mucha confianza. Se levantó de la cama y comprobó que la pastilla había hecho efecto, pero que ya había pasado.
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Miedo a las Agujas E Inyecciones
AcakNiños, adolescentes y adultos con miedo a las inyecciones y agujas