Sara

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Era una niña de 6 años que estaba jugando en el jardín de su casa, corrió de un lado a otro con su perrito, quien la seguía por donde quiera que iba. Los dos estaban llenos de felicidad, pero de repente ella se cayó y se corto con una gran trozo de hierro. Tenía mucho miedo y no se quiso levantar del suelo.

-Papá-dijo muy despacio llorando.

La mano le dolia muchísimo, además de que le salía sangre a chorros y eso la tenía muy asustada. Sara quería gritarle a su padre, pero no podia, el llanto era más fuerte que cualquier otra cosa. Su perrito se le quedó bien sin saber que hacer. La niña quería hacer un esfuerzo por gritarle más fuerte a su papá y se calmo un poco, dejo de verse la mano. Cerro los ojos un momento, tomo aire, abrió los ojos y grito con todas sus fuerzas. Ángel la escucho apenas, pues estaba en la planta alta de la casa, fue a la ventana para ver lo que pasaba y la vio en el suelo, boca arriba llorando y su mano derecha sangrando mucho. Toby estaba a su lado, también asustado de ver a la niña, pero el cachorrito solo se acostó a su lado para hacerle compañía. Ángel salió corriendo de su cuarto, bajo las escaleras como rayo, paso por la cocina igua y salio.

-Mi amor-le dijo arrodillandose junto a ella.

-Papi-lo vio con ojos lloroso-me duele mucho.

-Calmate mi amor-le dijo tomandola en brazos.

Ángel la apretó contra su pecho. Le daba besos en la frente para calmarla. Entro a la casa con ella. Sara ya estaba más tranquila. El tenía un pequeño consultorio en su casa, pues era doctor general y la llevo ahí para curarla, la dejo acostada en la camilla. Toby se fue a asustado a su cama y se quedo ahí triste sin saber que era lo que le pasaba a su mami humana.

-Mi amor-dijo con cariño-dejame ver tu mano.

-Papi me duele mucho-ella aun lloraba, pero estaba más tranquila.

-Lo sé mi amor, pero necesito curarte.

Ángel dejo a su hija acostada en la camilla para que no viera nada de lo qué haría, pues por muy raro que pareciera, a Sara le daban muchísimo miedo los doctores, era algo que nadie se explicaba, pues su madre también era doctora.

-Papi, marcale a mamá, dile que venga-dijo llorando de nuevo.

-Mi amor, mami no puede venir-le dijo besando su frente-ella acaba de enterar a una cirugía y va a durar algunas horas-dijo con pesar.

Ángel abrazo a su hija y ella lloro un poco más y se calmo.

-Cierra los ojos mi amor-le pidió con el mayor cariño posible-te voy a explicar todo-volvió a besar su frente.

Sara lo hizo estaba muy asustada. Ángel evaluó el estado de la herida, tomo alcohol y un algodón para desinfectar la herida.

-Mi amor-dijo mojando el algodón-voy a limpiarte con alcohol la herida, pequeña te va a arder, pero va a ser rápido.

Sara al escucharlo apretó sus ojitos.

-Au papi duele-dijo sintiendo el alcohol y empezó a moverse.

-Ya voy a terminar mi amor-le dijo haciéndolo más despacio-falta poquito-le paso por toda la herida el algodón y termino.

Ángel vio que el algodón estaba manchado de color naranja y se le hizo sumamente extraño. Le vendo la mano para que no le cayera tierra.

-Mi amor ¿viste con que te cortaste?-preguntó sabiendo la repsuesta.

-Papi-Sara abrió los ojos y volvió a llorar.

-Princesa dimelo-pidió, pues quería que su hija fuera sincera.

-Me corte con algo de metal qué tenía un color raro, como naranja, pero gris con negro a la vez.

Miedo a las Agujas E InyeccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora