Abril

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Era una pequeña de 8 años que tenía dos días con vómitos y fiebre, pero iban y venia, sus papás ya habían consultado con su pediatra y él les  dijo que la vigilarán, que en caso de tener la temperatura muy alta, como 38 grados, la llevarán inmediatamente a consulta. Esa mañana había amanecido bien, hasta que tuvo que desayunar para irse al colegio, todos los olores de la cocina conbinados, fue lo peor para la niña y corrió al baño para devolver el estómago, su mamá y papá fueron corriendo tras de ella. La niña estaba con su cabeza en el inodoro, al llegar sus papas se puso de pie. Su padre se agachó a su altura y le toco la frente.

-Tiene fiebre de nuevo-dijo con pesar.

Abril empezó a llorar, el estómago le dolia un poco.

-Cariño-dijo su padre tomandola en brazos.

-Vamos a tener que ir al doctor-dijo su madre.

-No mami-dijo llorando más.

Abril escondió su cabeza en el hombro derecho de su papá, quien le sobaba la espalda para calmarla, pero no lo conseguía. La niña le tenia mucho miedo a los doctores y lo que menos quería era ir al médico.

-Mi amor-dijo Antonio su padre con mucho cariño-es necesario, tenemos que ir, porqué el doctor lo dijo.

Alma quería consolar a su hija y la tomo de los brazos de su esposo. La niña la abrazo muy fuerte y ella a su hija. Ellos oe habían llamado al pediatra y les indico algunos medicamentos.

-Amor-dijo ella-hablale al doctor por favor-le pidio amable.

Antonio fue al teléfono para hacer la llamada. El doctor le respondió a la primera y le explico como estaba su pequeñita y Arturo le dijo que debía de llevarla inmediatamente a su hija con él. Antonio sabia que convencer a su hija de ir sería muy difícil, pero que era por el bien de su hija y no tomaría tan en cuenta lo que la niña quisiera. Para su esposa y él era primordial la salud de su hijita.

-Arturo dijo que debemos ir a su consultorio-dijo.

Abril estaba llorando muchísimo y Antonio se estaba preocupando de verla tan mal. Su esposa le entrego a su hija para ir a su cuarto un momento y volver rápido. Antonio le acariciaba el pelo.

-Princesa-le dijo con todo el amor del mundo-no llores cariño, te vas a lastimar la garganta-la arrullaba.

La niña se calmo un poco, pero lloraba tranquila. Alma volvió.

-Vamos amor-dijo despacito.

Antonio quiso darle a su esposa a su hija, pero la niña se aferro a él abrazándolo fuerte. La madre tuvo que manejar. Todo el camino al hospital la niña estuvo llorando en los brazos de su padre, quien por todos los medios trataba de calmarla, pero sabía del miedo de su hija por los doctores y sabia que no lo conseguiría. El viaje al hospital estuvo tenso. Alma estaba nerviosa por ver a su hija llorar. Antonio y ella no hablaron, los dos estaban exactamente igual. No tardaron mucho en llegar. Abril se había quedado dormida, lo cual lo agradecieron mucho sus padres. Se bajo con su hija en brazos muy despacio para no despertarla y entraron. El doctor estaba ocupado por otro paciente, la registraron y esperaron en la sala de espera 15 minutos. Antonio al pararse se la silla movio un poco a su pequeña y desperto, volvio a llorar por saber que estaba ya en la clina y que no había vuelta para atrás.

-Princesa no llores-le dijo con cariño Antonio. Le beso la frente.

Alma se acercó a ella para darle un beso en la mejilla izquierda. La niña quiso que mamá la abrazara y ella lo hizo.

-Abril Mendoza-dijo la secretaria-ya puede pasar.

Abril estaba mal, Antonio quería salir corriendo con su hija del lugar, pero controlo sus impulsos. Pasaron al consultorio. La niña quiso irse a los brazos de papá.

Miedo a las Agujas E InyeccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora