Carmen

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Era una chica de 20 años que vivía con su novio Octavio hacia un año. Los dos estaban muy enamorados. Ella había amanecido muy enferma, tenía una fuerte gripe. Los ojos llorosos, casi no podía respirar por la nariz, la tenía roja. Le dolían los huesos y la cabeza. Su esposo no fue a trabajar para cuidarla. Octavio quería verla bien, le preparo un té de limón para que se sintiera mejor. se lo tomo todo, le puso un poco de miel para que se le suavizara un poco la garganta.

—Amor—dijo el cariñosamente—si no te mejoras en unas horas vamos a tener que ir al médico.

—No—dijo ella triste—vas a ver que más tarde voy a estar mejor.

Carmen no quería ir al doctor, les tenia mucho miedo y dado que últimamente se había enfermado mucho. Sabía que le dirían que tendría que hacerse unos análisis de sangre y era lo que menos quería. Octavio estaba muy preocupado por ella. Sabía que sería difícil convérsela de ir al doctor y más si había agujas de por medio. Le hizo un rico desayuno para que comiera algo y le preparo un suero para mantenerla hidratada y que su estado no empeorara.

—Amor—dijo—te traje el desayuno para que te sientas mejor—supo la charola en la cama.

—Muchas gracias mi amor—dijo con voz ronca.

La garganta empezó a dolerle, el deglutir la comida le costaba mucho trabajo. Cada vez que tragaba le dolía, pero no quiso quejarse, ya que vio que su novio estaba muy preocupado por ella.

—Amor—dijo triste—me estoy sintiendo peor—se tocó la frente y noto que estaba caliente.

—¿Qué pasa? —pregunto preocupado Octavio.

—Creo que tengo fiebre—dijo.

Él rápidamente le toco la frente y efectivamente estaba caliente. Fue por el termómetro y se lo puso. Espero unos minutos hasta que pito y la fiebre se confirmó.

—Vamos al doctor—dijo él—no puedes dejar que la fiebre siga subiendo, es un signo de infección.

—Está bien—dijo ella resignada.

Ella se quito el pijama y se vistió lentamente. Se movía lento porqué todo su cuerpo le dolía. Octavio la ayudo a subirse al auto y el manejo con mucho cuidado hasta el hospital más cercano. Cuando llegaron registro a su novia en la consulta y esperaron a que los llamaran. Carmen estaba nerviosa. Estaba temblando por la fiebre.

—Falta poco amor—dijo Octavio al verla mal.

Ella le sonrió. A los 10 minutos le llamaron. Entraron al consultorio.

—Buenas tardes—dijo el médico muy amable.

—Buenas tardes—dijo Octavio.

—Pase—dijo—siéntense.

Los dos se sentaron.

—Gracias—dijo Octavio—ella es mi novia se llama Carmen.

—¿Desde cuándo se siente mal?

—Desde esta mañana, le duele todo el cuerpo, la garganta y tiene fiebre—dijo preocupado.

Carmen no contesto nada. Se sentía fatal.

—Voy a revisarla, pase a la camilla por favor.

Carmen camino lentamente a la camilla. El doctor la reviso con sumo cuidado.

—Su novia tiene un fuerte cuadro gripal y amigdalitis, lo que significa que tiene una fuerte infección en la garganta y tendrá que recibir 2 inyecciones. Una para controlar la fiebre y la otra para la infección y 5 días de antibiótico.

Carmen al escucharlo palideció. Sabia que si iba al doctor eso le recetarían. Dio gracias de que su novio fuera bueno para poner inyección.

—Muchas gracias doctor—dijo amablemente—yo me encargare de inyectarla—le sonrió.

—Muy bien—dijo el médico—si necesitan algo más, pueden venir a verme nuevamente.

Se despidieron y se fueron. Octavio llego a una farmacia para surtir la receta y que su novia empezara lo antes posible con el tratamiento. Sabia que lo que le esperaba no sería nada fácil. Al llegar a su casa Carmen se fue a su cuarto a acostarse. Octavio se fue a preparar el medicamento. Se sentía mal de tener que hacerlo, sabia el miedo que su novia les tenia a las agujas, pero al mismo tiempo prefería ser él quien la inyectara.

—Amor—dijo en la puerta—ya está todo listo—dijo con pesar.

—Amor—dijo casi llorando—no quiero—dijo.

—Ya lo sé, mi amor, pero es necesario, el doctor lo dijo, si no hacemos esto no te vas a sentir mejor, al contrario, vas a empeorar y lo que menos queremos es eso ¿no?

—Si amor, pero esto es muy difícil para mí.

—Yo te entiendo, sabes que yo también les tenia miedo y es normal. Te prometo que no te va a doler—le sonrió—voltéate—le pidió.

Carmen sabía que su novio quería lo mejor para ella y dado que se sentía fatal decidió cooperar con él.

—Está bien mi amor—dijo resignada.

Ella se voltio. Él bajo su ropa. Ella se puso tensa.

—Amor no te pongas dura por favor—dijo él.

—Tengo miedo amor—dijo con lágrimas en los ojos.

Octavio puso alcohol en el glúteo de su novia. Quería terminar lo más rápido posible. Sin decirle nada y con mucho cuidado introdujo la aguja en su piel.

—Amor—dijo llorando.

—No te muevas—dijo rápidamente—ya está adentro, falta poquito—Introdujo el líquido despacio—ya termino la primera—le informo. En cuanto termino con la primera limpio el otro glúteo e hizo lo mismo.

Carmen estaba llorando.

—Ya voy a terminar mi amor—dijo él introduciendo el líquido lento—listo—dijo sacando la aguja de su piel.

Octavio se acostó a su lado, le dio un tierno beso en los labios y la abrazo hasta que se quedó profundamente dormida. 

Miedo a las Agujas E InyeccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora