twenty six

179 22 6
                                    

Jisung entró a la habitación pateando la puerta, causando que la misma rebotara contra la pared ruidosamente.

— ¡Príncipe! — Exclamó mirando a Minho.

— ¡Amor! — Respondió con el mismo ánimo.

— ¿Adivina qué? — Dijo el mayor travieso, sonriendo al acercarse a la cama de Minho y sentarse a un lado.

— No sé, pero te ves alegre y no sé si eso deba preocuparme.— Rió al mirar la expresión ofendida de Jisung.— Dime.

— Redoble de tambores por favor.— Susurró cínico, pero de igual manera, Minho le siguió el juego, golpeando su espalda como si de un tambor se tratase.— Consiguieron las suficientes pruebas para meter en la cárcel a Yeji, Jisoo y Chaeryeong.

— ¿Qué? — Dijo sin emociones, como si hubiese presenciado la aparición de un fantasma.

— ¡Sí! — Sacudió a Minho por los hombros.

— Dime que es broma o lloro.— Comenzó a pucherear.

— No es.— Al terminar de hablar, miró como Minho llevaba sus manos a su rostro y comenzaba a llorar, generando pequeños espasmos en su cuerpo. Han se acercó más al espaldar de la cama, y aún recostándose de su costado, atrajo a Minho hacia su pecho para comenzar a repartir variados besos por su coronilla.— Por fin seremos libres, cielo.

— Lo sé.— Rió entre las lágrimas, y envolvió sus brazos en la cintura del mayor, mientras escuchaba los latidos de su corazón y se dejaba llevar por las adictivas caricias del contrario.

—No llores, por favor. Yo terminaré haciéndolo también.— Se quejó Jisung, mientras deslizaba su dedo pulgar por la mejilla de su peligris.

— Lo siento, no puedo evitarlo.— Sonrió, cerrando sus ojos y deseando fundirse más en el pecho ajeno.

Han lo observó, sonriendo de oreja a oreja ante la escena de su novio aferrándose fuertemente a su torso.

Finalmente Minho estaba en paz.

— Te amo, Minho.

Minho abrió los ojos, y levantó un poco la cabeza para poder mirar a Jisung.

— También te amo, Hanji.

Jisung sonrió, incluso más grande si era posible. Acunó un lado del rostro de Minho con una de sus manos, y sin romper el contacto visual, Minho movió sus brazos y los enredó alrededor del cuello del castaño. Sin esperar más, acortaron la distancia entre ambos, logrando sentir las cargadas sonrisas ajenas haciendo presencia entre el movimiento leve de belfos.

Todo estaba bien.

_____________

Siete de la noche. El cielo lloraba con fuerza, sus lágrimas generaban calmados pero estruendosos sonidos al hacer contacto con el suelo luego de su caída. La temperatura había bajado bruscamente luego de días esperando la llegada del invierno.

Entre varias cobijas que pudo hallar en su armario, Seungmin temblaba del frío invadiendo su cuerpo con lentitud pero definición, no deseando nada más que una eficiente fuente de calor que pudiese ayudarlo.

Utilizaba como única luz la proveniente de su laptop, que variaba con los segundos al pasar de la película que veía cómodamente.

Repentinamente, el timbre de la casa se hizo resonar entre todas sus paredes. Muy confundido, Seungmin salió de su montaña de cobijas y almohadas y bajó las escaleras, dirigiéndose hacia la puerta principal.

Rápidamente sus labios se separaron levemente debido a la sorpresa, y su mano apretó la manija de la puerta que aún no había soltado.

Frente a sí encontró a Jeongin, escurriendo agua de sus ropas empapadas. A pesar de las gotas de lluvia resbalando por su rostro, podían distinguirse las lágrimas escapando constantemente desde los rasgados ojos del menor.

Pero aún así, a pesar de todo, la más sincera sonrisa de labios cerrados nació en su rostro al mirar a Kim desde tan cerca.

— Hola, Seungmin.— Dijo, achicando sus ojos con una gran sonrisa que temblaba a través de sollozos.— Lo siento tanto.— Casi susurró con su voz mucho más temblorosa, pero de igual forma, Seungmin pudo escucharlo con claridad.— Por todo.

Seungmin, estático, permaneció algunos segundos observando al chico. Tembloroso por el frío y su mojada cobertura en tela, llorando pero aún sin permitirse abandonar su gran sonreír. Con expresión facial limpia y mirada vacía, coloco una mano en el hombro del menor, que deslizó con rapidez hasta retirar de nuevo.

— Pasa.— Dijo Kim con un tono neutro, como si su cuerpo no fuese consciente de las palabras expulsadas por sus labios. Caminaron pocos pasos hasta el inicio de la sala, y detuvieron cuando el mayor lo hizo. — Te traeré una manta, espera.

Seungmin desapareció por las escaleras que Jeongin tan bien conocía, y al ya no hallarse bajo un par de ojos que lo vigilasen y cuestionaran, se permitió a sí mismo eliminar la sonrisa que le impedía a su vaso derramarse con la última gota.

Seungmin bajó las escaleras, encontrándose con el menor que se abrazaba a sí mismo. Tal vez para calmar los espasmos colocados por su llanto, o para cubrirse de la helada sensación que trataba de invadirlo.

Inevitablemente frunció el ceño con duda y preocupación mientras se acercó en silencio, y rodeó los hombros ajenos con la cobija que había encontrado.

Se sentó en un sofá recostado a una pared de la sala, y sin palabra alguna, esperó que Jeongin hiciera lo mismo; al hacerlo, luego de un par de segundos lo observó tomar aliento mirando al suelo, y encogerse más dentro de la manta con clara vergüenza.

Finalmente, Jeongin abrió su boca para hablar, con voz tan baja como si un secreto contase.

— Te explicaré lo que sucedió ese día hace cinco meses. De principio a fin.

smile for them // hanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora