16

121 23 2
                                    

Asistir a las clases es más difícil que nunca. Por un lado, estoy enfermo, mi cuerpo lucha contra los efectos de la fruta y los venenos que estoy tragando a la fuerza. Por otro, estoy cansado de entrenar con Madok y con La Corte de las Sombras de SiCheng. Madok me da rompecabezas: doce caballeros duendes para asaltar una fortaleza, nueve de la Aristocracia sin entrenamiento para defender a una, y luego pregunta por mis respuestas cada noche después de la cena. La Cucaracha me ordena que practique moverme entre la multitud de cortesanos sin que lo noten, escuchar a hurtadillas sin parecer interesado. La Bomba me enseña a encontrar el punto débil en un edificio, el punto de presión en un cuerpo. El Fantasma me enseña cómo colgar de las vigas y no ser visto, a alinear un tiro con una ballesta, a estabilizar mis manos temblorosas.

Me envían a dos misiones más para obtener información. Primero, robo una carta dirigida a Suzy del escritorio de un caballero en el palacio. La siguiente vez, uso la ropa de un novio hada y camino a través de una fiesta a las recámaras privadas de la encantadora Taracand, una de las consortes del príncipe Taeil, donde tomo un anillo de un escritorio. En ninguno de los casos, se me permite saber la importancia de lo que robé.

Asisto a las clases junto a Yoon Oh, Somi, Jungwoo y todos los niños de la Aristocracia que se rieron de mi humillación. No les doy la satisfacción de retirarme, pero desde el incidente con la fruta de las hadas, ya no hay más peleas. Espero mi tiempo. Solo puedo suponer que están haciendo lo mismo. No soy tan tonto como para pensar que hemos terminado el uno con el otro.

Kun continúa su coqueteo. Se sienta con Wonyoung y conmigo cuando tomamos nuestro almuerzo, extendidos sobre una manta, mirando la puesta de sol. De vez en cuando me acompaña a casa a través del bosque, deteniéndose para besarme cerca de un bosquecillo de abetos justo antes de la finca de Madok. Solo espero que no pruebe la amargura del veneno en mis labios.

No entiendo por qué me quiere, pero es emocionante ser querido.

Wonyoung tampoco parece entenderlo. Mira a Kun con sospecha. Tal vez ya que estoy preocupado por su misterioso amante, es apropiado que ella parezca igualmente preocupada por el mío.

—¿Te estás divirtiendo? —Escucho a Somi preguntarle a Kun una vez, mientras él se une a ellos para una clase— Yoon Oh no te perdonará por lo que estás haciendo con él.

Me detengo, incapaz de pasar sin escuchar su respuesta. Pero Kun solo se ríe.

—¿Está más enojado porque me elegiste por encima de él o porque elegí un mortal por encima de ti?

Me asusto, no estoy seguro de haberlo escuchado bien.

Ella está a punto de responder cuando me ve. Su boca se curva.

—Pequeño ratoncito —dice— No creas en su lengua azucarada.

La Cucaracha perdería las esperanzas en mí si viese lo mal que usé mis nuevas habilidades. No hice nada de lo que él me enseñó, ni me oculté ni me mezclé con los demás para evitar ser notado. Al menos nadie sospecharía que sabía mucho sobre ser espía.

—Así que, ¿Yoon Oh te ha perdonado? —le pregunto, complacido por su mirada afligida— Que mal. Escuché que la preferencia de un príncipe es realmente importante.

—¿Qué necesito de los príncipes? —exige— ¡Mi madre es una reina!

Hay mucho que puedo decir sobre su madre, la Reina Orlagh, la cual está planeando un envenenamiento, pero me muerdo la lengua. De hecho, la muerdo tan fuerte que no digo nada en absoluto. Me dirijo hacia donde Wonyoung está sentada, con una sonrisa pequeña y satisfecha en mi rostro.

🦋

Pasan más semanas, hasta que la coronación está solo a unos días de distancia. Estoy tan cansado que me duermo cada vez que agacho la cabeza.

🦋 JaeYongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora