6

147 30 0
                                    

He contado esta historia erróneamente. Hay cosas que realmentedebería haber dicho sobre crecer en la Tierra de las Hadas. Las dejéfuera de la historia, mayormenteporque soy un cobarde. Ni siquiera me gusta permitirme a mí mismo pensar sobre ellas. Pero tal vez conocer unos pocos detalles relevantes sobre mi pasado hará que cobre más sentido porqué soy como soy. Cómo el miedo se me filtró hasta la médula. Cómo aprendí a fingir para alejarlo.

Así que aquí hay tres cosas que debería haberte contado antes sobre mí mismo, pero no lo hice:

1. Cuando tenía nueve años, uno de los guardias de Madok me arrancó la punta del dedo anular de la mano izquierda. Estábamos afuera, y cuando grité, me empujó lo bastante fuerte para que mi cabeza se estampara en un poste de madera de los establos. Entonces me hizo levantarme y quedarme allí parado mientras él masticaba el trozo que había arrancado. Me dijo exactamente lo mucho que odiaba a los mortales. Sangré mucho; no pensarías que tanta sangre sale de un dedo. Cuando terminó, me explicó que mejor mantenía en secreto lo que había sucedido, porque si no, se comería el resto de mí. Así que, obviamente, no le conté a nadie. Hasta ahora, cuando te lo estoy contando a ti.

2. Cuando tenía once, me encontraron ocultándome bajo la mesa de banquetes en una de las fiestas por un miembro particularmente aburrido de la Aristocracia. Me sacó arrastrando por un pie, pataleando y agitándome. No creo que él supiera quién era yo... al menos, me digo a mí mismo que no lo sabía. Pero me obligó a beber, así que bebí: el vino verde pasto de las hadas deslizándose por mi garganta como néctar. Él me hizo bailar alrededor de la colina. Fue divertido al principio, la clase de diversión aterradora que la mitad del tiempo te hace chillar que te bajen y sentir mareado y enfermo el resto. Pero cuando la diversión se desvaneció y seguí sin poder parar, fue solo aterrador. Sin embargo, resultó que mi temor era igualmente divertido para él. La princesa Suzy me encontró al final de la fiesta, vomitando y llorando. No me preguntó ni una cosa sobre cómo había terminado así, solo me entregó a Oriana como si fuera una chaqueta extraviada. Nunca le contamos a Madok al respecto. ¿Cuál habría sido el punto? Todos los que me vieron probablemente pensaron que estaba pasando un rato grandioso.

3. Cuando tenía catorce y Oak tenía cuatro, me hizo un encantamiento. No lo hizo intencionalmente... bueno, al menos realmente no comprendía por qué no debería hacerlo. Yo no llevaba puesto ningún talismán protector porque acababa de salir de bañarme. Oak no deseaba ir a la cama. Me dijo que jugara a las muñecas con él, así que jugamos. Me ordenó que lo persiguiera, así que jugamos al corre-que-te-alcanzo por los pasillos. Entonces descubrió que podía hacer que me abofeteara yo mismo, lo que era muy divertido. Tatterfell nos encontró horas después, dio un buen vistazo a mis mejillas enrojecidas y las lágrimas en mis ojos y entonces corrió por Oriana. Durante semanas, un Oak risueño intentó encantarme para que le consiguiera dulces o lo levantara por encima de mi cabeza o escupiera en la mesa de la cena. Aunque nunca funcionó, aunque yo llevaba una tira de bayas de serbal a todos lados después de eso, me esforcé mucho durante meses para no derribarlo a golpes. Oriana nunca me ha perdonado por esa contención; ella cree que el no vengarme entonces significa que planeo vengarme en el futuro.

He aquí por qué no me gustan estas historias: recalcan que soy vulnerable. Sin importar lo cuidadoso que soy, eventualmente daré un paso en falso. Soy débil. Soy frágil. Soy mortal.

Odio la mayoría de ellas.

Incluso si, por algún milagro, pudiera ser mejor que ellos, nunca seré uno de ellos.

🧚🏻‍♀️🦋🧚🏻‍♂️

🦋 JaeYongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora