CAPITULO 16

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ABIGOR RITCHERS

LUGUR

La hice mierda.

Sus tres años en terapia, sus avances, sus pequeños pasos, las sonrisas verdaderas, sus pensamientos positivos. Todo se había ido al caño, justo como quería que pasara.

Siendo honesto, la necesidad de follar con Wendy llegó de la nada, había sido como si un completo deseo carnal me llenó. Incluso desde ayer me había pasado mientras follaba a Donna.

Le vendé los ojos, le lancé de azotes y le escupí en el culo. Eran cosas que haría con normalidad, pero eso de escupirle y venderla, hubiera pedido su consentimiento. Me había cegado por completo, algo que, siendo la Lujuria, jamás me había pasado.

Luego de que nos viera Donna, planeé ponerla un poco celosa aprovechando la situación, pero todo se salió de control cuando noté su cara roja de molestia y los ojos lagrimosos. Las cosas que ambos habíamos dicho fueron por un estúpido impulso.

Todo lo que le dije era cierto, eran cosas que pensaba de ella, pero debía planteármelas de una manera negativa para no amarla.

Ella tenía traumas, pero hacia un esfuerzo por afrontarlos.

Tenía ciclos de depresión, que trataba de ocultarlos para los demás.

No sabía cuidarse, pero no me molestaba hacerlo por ella.

Todas esas cosas que le dije, me obligaba a pensarlas de manera negativa por el bien de ambos. Pero jamás seria lo que en verdad pensaba sobre ella.

Y tampoco le diría lo que en verdad cavilaba de ella.

Pero la había herido de una manera que jamás lo había hecho.

Ahora la tenía delante de mí, con los ojos irritados, hipando, temblando por el fuerte viento que corría y sucia de barro.

—Sabes que no te dejaré, y si lo hago, te seguiré la pista.

—¡Joder! —chilló llevándose las manos al cabello—Deja tu toxicidad un maldito segundo y por favor, si en serio quieres aprender amarme, podrías intentar dejarme.

—Bueno—me tallé la barbilla—, sobre que dije que podía aprender amarte, pues de poder si puedo, pero no está en mis prioridades ahora, tal vez podríamos intentarlo luego de que...

—¡Imbécil! ¡Cabrón maldito! —me volteó la cara con un golpe—Es que no sabes lo que me está pasando ahora y tú me dices esta estupidez, ¿Sabes qué? Ve y ama a Natalia. Me iré con Edén y le diré que nos casemos la próxima semana. ¡Porque lo único que haces es lastimarme!

—Pues bien vete con él—la anime cuando me dio la espalda y comenzó a caminar—. Llamaré a Eliot para que busque alguien que te pueda seguir y...

—¡Desearía que Lucifer viniera justo ahora para que te sacara el maldito corazón inservible y murieras! —me calló luego de esas palabras.

Su mirada estaba completamente llena de furia y desesperación. Como si aquellas palabras las hubiera tenido atoradas desde hace bastante tiempo.

—Pues pensamos lo mismo.

Mi respuesta bastó para que se marchara de una vez por todas. El ligero tembló de sus hombros no disminuyó, ni cuando la vi entrar a la casa de nuevo.

La cólera me subió a niveles impresionantes cuando de reojo, terminé de ver a Wendy, arreglándose la playera y viendo asombrada la escena que Donna y yo acabábamos de tener.

—¿Qué fue todo eso? —me cuestionó poniéndose delante de mí, el fuerte viento le estaba tapando la cara.

Hice caso omiso y quise ir a por la mujer que estaba a nada de tener un ataque de pánico.

PECA CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora