CAPITULO 28

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PEONES

—Maldita letra de mierda—dijo Ash entre dientes, mientras veía la carta que me había llegado hace unos días.

Llevaba ya casi dos semanas sin pegar el ojo en la cama, comiéndome con la preocupación de saber quién me había dado la carta que revelaba la verdad de aquel regalo que Kate me había dado cuando cumplí 19.

Ash había salido esos días, así que, por precaución, esperé a que volviera y en este momento estábamos en el patio del kínder donde daba mis prácticas, en la parte trasera, mientras el sol nos azotaba con fuerza, pero el viento era muy fuerte. Clima caótico para este momento.

Los niños tampoco dejaban concentrar mucho a Ash, por lo que les lanzaba miradas de advertencia para que se mantuvieran en silencio.

Y mientras, también había traído la caja que Kate me había dado para, mi cumpleaños 19. En esta carta, decía que, dentro de esta cosa, encontraría al culpable de quien fue quien inicio mi vida llena de abusos.

No le dije nada a Nancy, porque yo ya había cerrado ese libro de mi vida, yo ya no quería saber más de mi pasado, aquel que me marco física y mentalmente, pero las ganas de saber la verdad... me dieron un raro sabor de boca.

Si realmente esta persona sabía lo que hacía para darme esto y si es verdad o de utilidad lo que hay, tal vez pueda estar más en paz de lo que ya me encontraba.

—¿Y bien? —cuestioné a la hija de la Ira, que estaba segura de poder descifrar la letra de quien era esta carta.

—La caligrafía siento que la he visto, pero es todo, nada más—estábamos sentadas en unas bancas, por lo que echo su cabeza atrás suspirando—. Necesito que alguien me ayude con esto.

—Está bien—le toqué la pierna—El embarazo nos da tiempo para nadie sospeche de nuestro plan y esto—con la cabeza señale la carta y el regalo—no es mucha importancia.

—Tal vez tu regalo no, pero la carta lleva firma, y esto si me preocupa—su mirada fue a mi regazo, donde tenía el regalo—¿Por qué no lo abres?

—Siento que mi ansiedad me está jugando algo feo—me mordí el labio y sacudí la pequeña caja—puede ser algo malo.

—O algo bueno, que nos podría ayudar—sonrió y me quitó la caja—yo lo puedo hacer por ti.

—Ashley—le volví a quitar la caja—. Estoy embarazada, olvidando a Lugur, felizmente casada, llevo una vida que me gusta, ya casi termino la carrera y estoy olvidando mi pasado. No quiero que esto, me atormente.

—Pero tienes curiosidad, sino, jamás hubieras venido eso.

—Sí, pero también me da... solo un poco de miedo.

—Pero tu acabas de decirlo, ya superaste tu pasado, ¿O en serio crees que debe haber algo adentro muy grave como para que no lo descubras?

Claro que no lo sabía, me daba curiosidad saber que me habían estado ocultando, tal vez saber la verdad de algo nuevo, pero el miedo de que fuera algo que jamás me hubiera gustado saber, era más grande.

Me puse una mano en mi vientre y aunque mi bebé aún no se movía, me dio seguridad el saber que no estaba sola en esto, que fuera lo que fuera, tenía a dos personas que amaba a mi lado.

Con una mano en mi vientre, me las apañé para abrir la caja.

Y como siempre, mi ansiedad tuvo razón.

Pude sentir el momento en el que la sangre se me bajó, el rostro de Ash se cambió por uno de asombro y ahogó un jadeo llevándose una mano a la boca al ver las mismas fotos que yo.

PECA CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora