MOTIVACIÓN
Ya había pasado un mes desde aquella boda que se realizó en Dunsmuir, donde oficialmente me había hecho esposa de un alemán que me había dado la felicidad que me faltaba.
Cosa que duró tres años.
Luego de ver a Lugur y que me enseñaran lo de mi posible fertilidad, salí corriendo a la pista de baile con la excusa de que estaba cansada, por lo que convencí a Edén de irnos lejos, a nuestro hogar.
Le insistí a Arthur si era posible que viniera con nosotros, al igual que Marcus y accedió.
Como Marcus trabajaba para su padre, lo convenció de que eran unas vacaciones pagadas, eso quería decir que su prometida y compañera del colegio Olivia estaba aquí.
Los primeros días en casa, me causaron dolores de todo, pero más el asunto de Wendy. Yo ya sabía que la hermana de mi esposo estaba muerta y me dolía, porque a final de cuentas, se volvió aquella amiga que quise por años y por culpa de Martin no podía tener.
Wendy no era ella, era un demonio que seguramente Lugur mandó, porque padecía de las mismas actitudes que "yo" tenía cuando en su momento trabajé con ellos. Recordé que en la preparatoria había días en los que no iba, y me decían que me habían visto en los pasillos actuar de una manera que no era mía; no fue hasta unos días después que Lugur me dijo que le habían pedido a April que hiciera que un demonio se pareciera a mi físicamente, cosa que habían hecho con Wendy. Una especia de remplazo.
Sobre Lugur... Carajo, no quería ver a nadie referente a ellos. Ya tenía miedo hasta de hablarles, no por las cosas que hacían, más bien por lo que decían. Yo era muy insegura y desconfiada, sabía que cualquier cosa que saliera de sus bocas las podría malinterpretar.
Por eso tomé la decisión de ver a Nancy hoy, y por fin confesarle sobre los Pecados, aunque seguramente me mandaría a un hospital psiquiátrico.
Me mordí el labio, viendo a Nancy que estaba perpleja, pestañeando continuamente para desatontarse.
—Sé que suena una locura—afirmé—pero es verdad, todo lo que le dije es verdad. Yo estuve en el infierno, me enamoré del Pecado de la Lujuria y esto—me puse de pie y me levanté la camisa, para que viera las marcas de la espalda—fue hecho por Elijah, la hija del diablo.
—Donna—apoyó sus codos en sus rodillas y se quitó los lentes—como tu psicóloga, mi deber es ayudarte avanzar. Para que avancemos, debes contrate todo y esto—me señaló cuando me senté—es un gran retroceso. Omitiste muchísimas cosas de tu pasado, que ahora tienen sentido con algunos de tus diagnósticos.
—Espere—ahora la perpleja era yo—¿No me cree loca?
Nancy negó y me dio una sonrisa calurosa.
—Al inicio no te creí, pero luego cada cosa que decías, tenía un lazo con tus diagnósticos psicológicos—se puso de pie y fue a su estantería, donde sacó una carpeta con mi nombre grabado en grande—El síndrome de princesa, concuerda con todo lo que hizo Lugur por ti. Tu trastorno de personalidad paranoide, no tiene mucho que ver con tu infancia y el que tu familia estaba viva, tiene que ver con que conociste a tantas personas mentirosas en poco tiempo, que desarrollaste una desconfianza a niveles que creías imposibles y de ahí proviene también tu síndrome de Clitemnestra.
Abrí la boca, algo confundida.
—¿Tengo tantos? —ladeé mi cabeza—¿Por qué nunca me los dijo?
—Nunca me los pediste—regresó la carpeta a su lugar, luego de hojearla—. Cuando tú me los pidas, yo te los diré.
—Vale—asentí y el ultimo síndrome me hizo eco en la cabeza—¿Que es el síndrome de Clitemnestra?
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PECA CONMIGO
AcciónAmbos habían cumplido su cometido, a su manera lo habían hecho. Ella, ahora era libre y estaba curando y tratando ese pasado que la atormentó. Él, se había hecho más fuerte, más poderoso e invencible. Ella trataba de seguir su vida, trataba de olvid...