CAPITULO 2

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LÍOS

LUGUR

Natalia me puso una mano en el muslo con brusquedad.

—¿Cariño? Mi padre dice que como van las vinaterías.

Me encogí de hombros y jugué con la comida en mi plato.

—Pues como debe de ir—respondí.

Levanté la vista y el padre de la mexicana me veía con mala cara, su madre me sonreía un poco incomoda.

—Es tu propio negocio ¿No te interesa acaso? ¿Ese futuro es el que le espera a mi hija?

Apreté mi mandíbula y le sonreí recargando mis codos en la mesa.

—Antes que todo ¿Cuándo se dijo que yo estaría en un futuro con Natalia?

—Nati nos dijo que tenían pensando comprar una mascota juntos, eso es un paso a futuro con mi niña—dijo su madre.

Miré a Natalia seriamente, a lo que ella me hizo un puchero.

—Creí que podríamos tener un gato, soy fan de los gatos. Siéndote honesta, Galleta siempre me gruñe y rompe mis zapatos, quizá deberías dejarlo en un zoológico.

Negué y suspiré con la poca paciencia que se me estaba acabando. Salí de la casa y recargué mi espalda en mi Dodge viper rojo.

Me pasé las manos por la cara y solo quería largarme de esta mierda de lugar.

Mi vida se arruinó por completo desde que Natalia se autonombró mi novia.

Era una maldita chantajista, abusiva, doble cara y todo eso me gustaba en ella, cuando no lo usaba conmigo.

Luego de que ella nos acompañó durante un año de fiestas, pensé que como la profecía se había roto y podía enamorarme de quien fuera, le ofrecí una especie de relación abierta, solo para ver si pasaba algo entre nosotros.

Natalia me gustaba, me gustaba su forma de ser, su físico, su carácter y como era. Pero no me había enamorado, ni un poco, tal vez solo sentía cariño por ella, pero nada más.

Conforme pasó el tiempo en nosotros, ella se acostaba con cualquiera, pero cuando yo lo hacía, se molestaba al nivel de golpearme. No sentía dolor, ya no estaba débil, pero era muy molesto que ella pudiera estar con cualquiera menos yo.

Al principio les caía bien a los pecados, sobre todo a Galu.

Pero en poco tiempo se empezaron a odiar cuando sus comportamientos eran excesivamente locos.

Empezó cuando trató de envenenar a Galleta luego de que casi le muerde el talón y el ultimo chistecito que me hizo, fue robarme mi tarjeta de crédito y comprarles una casa a sus padres donde estábamos justo ahora.

Sus padres eran de México y ella llevaba 2 años insistiéndome que les pagara un viaje y vinieran a vivir aquí.

Me negué todas las veces que me lo preguntó.

Mis respuestas se las pasó por las tetas e hizo que mi avión privado fuera por sus padres luego de que ya les tuviera la casa sin avisarme que la compró con mi dinero y a un puto kilómetro de donde estaba el penthouse.

Natalia me estaba arruinando la vida, pero cogía bien, me gustaba mucho su físico, me gustaba la forma en la que era algunas veces siendo buena, me gustaba que primero viera por ella antes que cualquiera, me gustaba que fuera una ególatra como yo, me gustaba en cada sentido de la palabra, aunque a veces fuera una maldita.

Aunque no lograba hacerme sentir como aquella persona que se largó.

Una vibración en mi pantalón me hizo sacar el beeper y ver quien andaba contactándome.

PECA CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora