MIS RAZONES
LUGUR
El día de la boda.
Vi a Dona salir corriendo luego de lo que sucedió, la casa que habían rentando se desalojó en cuestión de minutos. No quise ir tras ella, si Donna quería irse la dejaría.
Yo tardé en asimilar todo eso durante un mes entero, no podía obligarla a que lo asimilara en minutos.
¿Me enojaba? Estuve a nada de cortarle la cabeza a Edén para que Donna lo asimilara conmigo a su lado, no con ese alemán ridículo.
Tomé algunos chocolates que había en la mesa de postres y me atraganté con ellos, mientras veía a April caminar de un lado a otro. Me dejé caer en el sofá mientras la veía, un tanto ansiosa.
—Y siéntate que me estas mareando—le ordené y se llevó las manos a la cadera, viéndome mal.
—Donna se acaba de largar y tu estas tan tranquilo ¡Deberías salir por ella!
—No—dije y me metí mas chocolate.
—¿Por qué? ¡Andas bien ansioso y sé que quieres ir por ella! —señaló lo que estaba comiendo—Solo comes eso cuando estas nervioso, estresado o de malas.
—Porque le acabamos de decir que no puede tener hijos, pero si hago un trato con Maxim si se podrá—me puse de pie y la encaré—. Prácticamente le mostraste que su futuro depende de nosotros dos, y no somos sus personas favoritas en este momento, así que, si ella quiere irse, que se vaya, de todas maneras, siempre nos volvemos a encontrar—me encogí de hombros.
—¿Crees que vuelva en serio? Esta vez la vi más rota, esto le afectó muchísimo.
—Pues espero que lo haga—suspiré y me paseé las manos por el cabello.
Las puertas se abrieron y entraron Lou y Galu, ambos jadearon.
—¿Lograron detener su vuelo? —cuestionó la bruja.
—No, no pudimos—se lamentó Lou y me miró con el ceño fruncido—¿Que mierda le dijiste para que ni siquiera nos cruzara la palabra?
—Cosas que poco te importan—señaló April.
—Se veía muy mal—declaró la Gula—. Nunca la había visto así y eso que la hemos visto en situaciones peores.
—Pues Lugur le dijo que dé él y yo depende si Donna tendrá su gran sueño de ser madre algún día.
—¿Qué? —exclamaron a la vez.
—Suficiente—caminé a la salida—Ya no soporto a ninguno de ustedes y necesito pensar.
Me guardé los chocolates en el bolsillo y tomé una copa de mal vino que estaba en una mesita. El aire del exterior me hizo tomarme de un solo trago el líquido delicioso y me dejé caer en la acera.
Un hijo, un bebé de Donna.
De Donna y yo.
La verdad es que no podía imaginar a esa castaña con otro hombre que no fuera yo. Sabía que ambos estábamos destinados para el uno del otro, porque, aunque la profecía se quitó, no se podía borrar el hecho de que Donna y yo habíamos existido para ser un alma.
Veía un futuro con Donna, solo a ella y a mí, nada más.
Aunque también estaba consciente de que ella soñaba con ser madre y yo todo lo contrario, me quise a ser el loco, ignorando que en algún punto de nuestras vidas ella me diría esa declaración. Yo estaba dispuesto a dar a torcer el brazo.
Pero no estaba dispuesto a verla morir. Estaba completamente seguro que primero mataría a mi ese feto antes que perder a esa mujer.
También estaba muy consciente de mi debilidad actual. Luego de contarle a Isral mi situación sobre eso, me dijo que el tardó años en poder estar enamorado de Julia y al mismo tiempo ser alguien más fuerte que antes.
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PECA CONMIGO
ActionAmbos habían cumplido su cometido, a su manera lo habían hecho. Ella, ahora era libre y estaba curando y tratando ese pasado que la atormentó. Él, se había hecho más fuerte, más poderoso e invencible. Ella trataba de seguir su vida, trataba de olvid...