Darle tiempo

8 1 0
                                    

Alexander

Muevo mis pies, ansioso, llevándome el cigarro a mis labios, dando una última calada antes de dejarlo caer en el suelo, pisándolo. Exhalo el humo tras unos segundos, observando la leve capa de humo que se muestra ante mi, disipándose tras unos segundos.

El tabaco ya no es suficiente. No desde que probé de nuevo un poco de maría.

Nada demasiado alarmante, simplemente para calmar mis nervios, aunque tampoco es suficiente. Necesito más.

Tengo ganas de drogarme. De cogerme una bien grande y olvidarme de absolutamente todo lo que está pasando en mi vida. ¿Necesito las drogas por primera vez desde que estoy con Elizabeth? ¿Qué significará realmente?

No. No significa nada. Simplemente quiero volver a drogarme porque me he comportado como un capullo.

—¿Vas a seguir fumando? —inquiere Massimo —podrías hacerlo en casa en vez de aquí en la calle, hace un frío de cojones.

—Ahora mismo nos vamos —digo, cruzando mis brazos, caminando de un lado a otro, sin perder de vista a las ventanas iluminadas —simplemente unos... —miro mi teléfono móvil —cinco minutos más.

—Eso me dijiste hace cinco minutos —se queja.

—No sé por qué se está acostando tan tarde. Simplemente estoy esperando a que apague la luz.

—Prefería que no me dijeras nada. Ahora puedo afirmar que te has vuelto un puto acosador —comenta. Le acribillo con mi mirada —no me mires de esa forma. Estamos bajo su ventana, observando la ventana de tu ex novia. Y no sé si te has dado cuenta pero te has fumado toda la cajetilla en menos de media hora —estruja la cajetilla de tabaco vacía, tirándola al suelo.

—No es mi ex novia. Sigue siendo mi novia —enfatizo el mi —es simplemente que me preocupo por su salud.

—Está bien, está bien — encoge los hombros —¿cuántos días más piensas preocuparte por sus horas de descanso? —suelta de forma sarcástica.

—Puedes irte si no quieres estar aquí — hablo mordaz, deseando que se calle un rato.

—¿Por qué no hablas con ella? —pregunta, en un tono mucho más serio —podríais solucionarlo. Fue una pelea estúpida. Simplemente pídele perdón.

—Sé que fue estúpida, pero no puedo hacer nada. Me disculparé, pero lo haré el lunes —declaro —Quiero dejarla tranquila durante el fin de semana. Bastante le he jodido las fiestas.

La luz se apaga.

Ya se ha ido a dormir. Por alguna extraña razón ya puedo respirar con tranquilidad.

—Ya podemos irnos —susurro, caminando en la dirección correcta.

—Oye tío, espera —dejo de caminar, con la mirada fija en el suelo —ella te quiere. Tu dices que es tu ángel. Volverá, ya lo verás.

—¿Lo crees de verdad?

—Ella es buena. Se dará cuenta de que solo cometiste una tontería y querrá hablar contigo. No tengo duda.

Sus palabras logran calmarme un poco de cierta forma, dejándonos en un silencio cómodo y apacible de camino a casa, donde me dedico a pensar en cómo me disculparé con ella.

Mi Ángel II "No te alejes de mi lado"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora