En su búsqueda

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Alexander

Me dejo caer en el sofá, totalmente exhausto. Después de horas de despedida y empaquetar, ya todo está en su sitio. En mi nuevo hogar. Un nuevo hogar sin Elizabeth. ¿Cómo estará ella? Le he escrito, pero no he sabido de nada de ella desde que se fue a esa fiesta.

Esto es lo mejor, Alexander. Alejarte para que ella supere esta dependencia.

Además, simplemente estaremos separados durante la noche. No es como si hubiésemos roto ni nada parecido.

Es un simple espacio. Simplemente eso.

—Aun no me explico por qué has rechazado esa vida para venirte aquí —se queja Massimo —lo tenías absolutamente todo.

—Ya os he contado diez veces por qué lo he hecho. Ha sido por su bien — me quejo, frotándome las sienes —ha sido por su bien —me repito.

—¿Acaso ella te ha dicho que sea por eso? —vuelve a hablar.

—No pero...

—¿Se ha quejado? —pregunta de nuevo.

—No, pero eso no quita que...

—¿Al menos ha dado una maldita señal diciendo que se sintiera mal?

—¡Joder, Massimo! —grito —¡No ha dicho nada que me haya llevado a dar esta decisión!¡Lo he hecho porque la he tomado yo mismo!

—Pues entonces no digas que es por su bien cuando se nota que es por el tuyo —escupe las palabras como si fueran veneno —estás asustado. Estás enamorado de esa pija de pelo castaño y estás asustado.

—Como vuelvas a llamarla pija...

No consiento que nadie la llame así. No desde que sé su historia.

Mi pobre ángel ha pasado por un infierno y no fui capaz de darme cuenta que yo era el culpable de que sus recuerdos se desencadenaran. Si tan solo hubiese dicho que no a irme a su casa en un primer momento... Nada de esto hubiera pasado.

—Dejemos de torturarle —contesta Michael —¿por qué no comemos algo y vemos algo de futbol? Ahora que los cuatro estamos trabajando a tiempo completo podremos permitirnos más cosas.

—¿Habéis encontrado trabajo? —le pregunto a Massimo y Giorgi, quienes asienten con una sonrisa.

—Trabajo de segurata en una discoteca. El horario está de cojones, y el sueldo aún más. Encima me dejan las consumiciones gratis —me informa Giorgi. Me pega. Es alto y fornido.

—Yo trabajo en la misma discoteca pero como camarero. Dio la casualidad que estaban buscando dos tíos más para el periodo de navidades, pero han decidido dejarnos.

—Me alegro mucho, pero ya sabéis. Nada de drogas —no puedo seguir con mi discurso porque mi teléfono comienza a sonar —¿Elizabeth? —contesto. El sonido de la música estridente me hace apartar la oreja y ponerlo en manos libres —¿Elizabeth?

—¡Alexander!

—¿Cassie? ¿Qué haces con el móvil de Elizabeth a estas horas?

—Seguimos en la fraternidad, pero escúchame y no me mates por favor —mi mente comienza a trabajar el doble, intentando descubrir que está pasando —ella me contó lo que ha pasado, pero luego ha comenzado a beber y a beber y a beber...

—¿Está borracha?

—Borracha es poco. Tengo miedo de que se quede inconsciente. Apenas puede hablar, y solo dice tonterías. ¿Puedes venir a recogerla? No he querido llamar a Joseph. Sabes cómo es con ella.

Mi Ángel II "No te alejes de mi lado"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora