Fiesta en el club

8 1 0
                                    

Elizabeth

Me quedo quieta, gruñendo por cada uno de los tirones que me da en el pelo por culpa del puñetero rizador. ¿Por qué acepté a esto? Podría haberme hecho una coleta alta o dejarlo suelto, pero ha decidido utilizar el rizador para darme unas ondas de infarto, según ella.

—Deberías dejarme unos tacones más bajos que estos —señalo a mis pies —apenas voy a poder caminar.

—Necesitas tacones altos. Eres demasiado baja como para que unos tacones bajos te queden tan bien como lo hacen estos.

—Hace mucho que no me arreglaba tanto —admito —me siento bien. Observo el vestido celeste. Es pegado, revelador, pero deja un toque inocente a pesar de tener tanta piel expuesta.

—Ese tal Kevin se volverá loquito al verte. Aunque siéndote sincera, no esperaba que te gustaran los chicos tatuados hasta el cuello.

—¿Kevin? ¿Qué tiene que ver Kevin en todo esto? —pregunto, confusa. Observo su reflejo desde el espejo —no tengo nada con Kevin —aclaro —Kevin no es mi tipo para nada...

—¿Entonces por qué estabas de esa manera cuando hablabais? Estabas nerviosa. Asumí que teníais algo...

—No... —susurro, mirando a todas partes menos a ella — ¿si te cuento algo prometes no decírselo a nadie?

—Mis labios están sellados —contesta con una sonrisa.

—Lucy, me besó. Dos veces, y...¡Sé que está mal! No debería haberme dejado porque estaba pasando mi supuesto luto por su muerte, pero ella me besó y yo me dejé y...Estoy hecha un lío.

—Espera, espera —deja lo que está haciendo, sentándose en una de las sillas que hay a mi lado. Me reacomodo en mi propio sitio, dejando mi reflejo a un lado para mirar su rostro sorprendido —una chica te besó estando a varios kilómetros de aquí. No solo una sino dos veces. Y ahora está aquí, buscándote.

—Sí. Eso es básicamente lo que ha pasado.

—¿Te ha gustado? Los besos con una chica —me sonrojo hasta las orejas. Se ríe a carcajadas —creo que ya sé la respuesta.

—Por favor no digas nada. No quiero que se entere Alexander cuando las cosas están así de... distantes.

—¿Pero se lo contarás verdad? Las mentiras tienen las patas cortas.

—Se lo contaré, y no sería mentir. Simplemente ocultar la verdad hasta que hablemos de forma civilizada y sepa que no le volverá a dar por meterse heroína. Ya es suficiente con vigilarle desde la distancia.

—¿Le vigilas?

—Simplemente me cercioro de que va a trabajar y a terapia.

—No entiendo por qué os castigáis de esta manera. Se quieren, hablen y arréglenlo. Es así de simple.

—No puedo —niego, como una cobarde —si hablo con él, lo perdonaré en menos de dos segundos, como muchas otras veces. Esto es serio. Casi muere, Cassie, y no le importó cómo me pudiese sentir. ¿Por qué tengo que hacerlo yo?

—También tienes razón —puntualiza —no quiero que estés triste esta noche, ¿está bien? Iremos a pasárnoslo bien.

El timbre suena, avisándonos de que ya están aquí. Bajamos a la planta principal, preparadas para salir. Lucy lleva un vestido rojo, corto con detalles de encaje que se le ciñe a cada una de sus curvas de forma espectacular. Kevin lleva algo mucho más simple; unos vaqueros y una blusa de color negro, dejando ver cada uno de sus tatuajes.

—¡Estáis guapísimas, chicas! —exclama Lucy, aplaudiendo emocionada —hemos encontrado un club que es perfecto para esta noche.

—¿Un club? —asiente —no me dejarán entrar. Apenas tengo los veinte.

Mi Ángel II "No te alejes de mi lado"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora