Mi cumpleaños

5 1 0
                                    

Elizabeth

Hoy es mi cumpleaños. 31 de enero. Mi cumpleaños número diecinueve. Para mi son especiales, desde pequeña es algo que siempre me ha gustado celebrar, y he intentado mantener esta emoción.

Ha pasado una semana desde que hemos arreglado lo nuestro. Alexander se ha volcado de lleno en reconquistarme. Lo que no sabe es que nunca ha tenido que hacerlo, puesto que desde la noche que tuvimos sexo en su apartamento, profesándonos cosas tan bonitas, le perdoné por completo. Estoy esperándole en casa, preparada para ir a nuestra cita. Decidí faltar a la última clase, y él cambió su día libre para esto. ¿Dónde iremos? Ha dicho que llevara un vestido suelto y unas sandalias. ¿Qué tendrá preparado? Cierro los ojos, recordando sus palabras.

—Elizabeth. Ha pasado un tiempo desde que cometí uno de los mayores errores de mi vida, traicionando tu confianza, pero después de este tiempo, quiero que me perdones de una forma especial —sonrío, sonrojada por lo que está haciendo. Estamos solos, en nuestra plazoleta preferida —el día de tu cumple. A las doce iré a buscarte para tener una cita especial. Solos tu y yo. Si vienes conmigo, daré por hecho que me has perdonado y seré el mejor novio que te puedas imaginar.

Quiero pararle, decirle que no hace falta nada de esto. Que le perdono, lanzarme a sus brazos y besarle hasta que nos quedemos sin aire.

—Está bien —musito —¿puedo preguntar a dónde?

—Lo sabrás ese día si decides venir, mi ángel.

¿Dónde iremos? Quiero saberlo.

El timbre suena. ¡Ya está aquí! Me levanto del sillón de golpe. Corro hacia el telefonillo que está al lado de la puerta. Su imagen sale en la pantallita. Es él. ¡Está ahí!

—Ya bajo —digo a través del teléfono. Lo dejo en su sitio, cojo mi teléfono y salgo corriendo escaleras abajo.

Mi vestido de flores se alza por el aire que se cuela debajo de este, levantándose levemente, obligándome a agarrarlo por la inercia del momento. Aunque no haya nada mirando. Una vez abajo, abro la puerta, encontrándome con Alexander, dándome una mirada de admiración al ver mi vestido. Me acerco, y antes de que pueda siquiera saludarme, estampo mis labios contra los suyos, devorándole. Agarra mi cintura con sus manos, apretándome contra su cuerpo duro, al principio sorprendido por mi acto impulsivo, pero tras unos segundos es él quien lleva el mando, haciéndonos caminar hasta la pared más cercana, acorralándome entre la fría pared de ladrillos y su cuerpo. Gimo de gusto al sentir su lengua dominar la mía. Me dejo hacer, dejo que la sensación de plenitud me consuma. Le quiero.

—Feliz cumpleaños mi ángel.

—Gracias —respondo, aún enganchada a su cuerpo —te quiero.

Suspira, embobado en mi mirada.

—Voy a grabarte esas palabras para ponérmela toda la noche —me hace reír.

—Bueno, si me dices a dónde vamos, yo misma grabaré ese audio.

—Nos vamos al parque Kingsley —¿al parque Kingsley? Es un lugar precioso, pero ¿qué haremos ahí? —¿nos vamos?

Asiento. Unimos nuestras manos mientras caminamos a través de las calles. Parece que el clima se ha puesto de acuerdo. Este invierno no ha sido tan frío y llevamos una semana con un tiempo magnifico; sol, cielo azul, sin demasiado viento. Es perfecto.

La cita perfecta. El cumpleaños perfecto.

Mi Ángel II "No te alejes de mi lado"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora