Navidades arruinadas

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Alexander

Richardson da un portazo al cerrar la puerta, mirándonos a todos con gesto cabreado.

Dios santo...

¿Qué te ha pasado, Elizabeth? ¿Por qué has estallado de esa forma?

¿De verdad le ha hecho tanto daño el que me vaya?

—¡Joder, Joseph! —exclama Richardson —¡te ordené que dejaras de controlarla!

—¡No puedo evitarlo!

—¡Lo único que consigues es que vaya hacia atrás!¡Lo único que estás haciendo es echar a perder más de diez años de terapia intensiva contra una niña con estrés postraumático!

—Lo siento —interrumpo la conversación —siento mucho haber ocasionado todo esto con ella. Puedo ir hablar con...

—¡Ni se te ocurra! —exclama. ¿Por qué está tan enfadado? Bajo la mirada. Es normal, la ha ayudado durante demasiado tiempo —ya me dijo que algo malo había contigo por no tener una reacción negativa al contarte la historia. ¿Era por esto? —asiento, incapaz de soportar la tristeza que hay en mi interior. No quería que sintiera que me voy por su historia —escúchame Alexander. Que dijera que ella fuera un sustituto de la droga, y que veía a su madre a través de ti no lo dije por separaros. La razón por la que lo dije es porque depende emocionalmente de ti, y lo que habéis hecho los dos ha sido cortarle esa dependencia de golpe. ¡Joder! —da un golpe en la encimera.

—¡La he cagado!¡Lo sé!¡Es mi hija!¡No pude hacer otra cosa! Simplemente quería protegerla.

—Lo sé —contesta Richardson —sé que es tu hija. Por eso te pido, que como padre la dejes correr peligros y riesgos. Necesita tropezarse, caerse y vivir todas las experiencias que no le dejas vivir — coge una respiración —tengo que irme. Me está esperando fuera.

—Mañana el avión saldrá a las ocho y media de la mañana —habla Meredith con una voz cautelosa y serena, aunque afectada por los acontecimientos— dile que lo sentimos mucho.

—Lo haré —deja salir un suspiro —me voy. Algo me dice que me espera un gran trabajo pendiente, y feliz año.

—Feliz año —musita Marianne antes de que se vaya, dejándonos a nosotros solos—Todo irá bien, Joseph. No lo quiso decir en serio.

—Lo sé —dice con voz apagada —siento haberte puesto en esta posición, Alexander.

—Mañana hablaré con ella. Me quedaré si ella quiere hasta que esté preparada.

—Creo que es lo mejor —interviene Meredith —mejor darle un poco de tiempo ahora, y mañana será otro día.

Asiento. Sí. Eso es lo mejor...

Mi Ángel II "No te alejes de mi lado"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora