Sexo en el baño

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Alexander.

Entramos al local. El olor intenso de alcohol y sudor entra por mis fosas nasales haciéndome arrugar la nariz. La busco con la mirada nada mas entrar, olvidándome del resto de personas que hay a nuestro alrededor.

Aún sigo preguntándome por qué coño estaría mi Elizabeth en un sitio como este. Encuentro a Massimo en la barra.

—Vamos a preguntarle a Massimo si la ha visto —le digo a Michael quién simplemente asiente.

Caminamos, esquivando a las personas hasta llegar a la barra.

—Hey —saludamos, llamando su atención.

—Hey —contesta —¿buscas a Elizabeth? —asiento. Está aquí. ¿Ellos estuvieron hablando? —estaba con ese pavo de allí —señala a un chico lleno de tatuajes hablando animadamente con Cassie. ¿Con ese? —escucha. He hablado con ella. Sé que me dijiste que no lo hiciera, pero no podía simplemente quedarme callado.

—¿Qué le has dicho exactamente? —inquiero, frustrado por escuchar que ha incumplido lo único que les he pedido; no decirle absolutamente nada.

—Qué teníais que hablar. Que estabas muy mal por su culpa y tiene que hacerse responsable. Ha prometido irse a casa contigo a las doce.

—¿Ella ha prometido eso? —pregunto, confuso.

—Así es —afirma —si la buscas se ha ido para bailar en el escenario —mi mirada se dirige al final de la sala, donde algunas personas se juntan demasiado.

—¿Bailar? Eso tengo que verlo. —comenta Michael, igual de sorprendido que yo.

Desaparece, caminando hacia la multitud, buscando estar en primera línea. Gruño, incapaz de creer lo que va a hacer. ¿Va a bailar delante de toda esta gente? Voy todo lo rápido que puedo hasta el escenario, rezando para haber llegado a tiempo para detenerla, pero es demasiado tarde. Ya está sobre el escenario, con una chica, vestida de color rojo. Esa tiene que ser su amiga Lucy. Ambas se tambalean levemente debido al alcohol, pero no les impide para nada activarse cuando una canción suena por todo el establecimiento. Parece que Elizabeth se arrepiente, intentando bajarse del escenario, pero esa chica, la agarra del brazo y le susurra algo al oído, haciendo que sus hombros se relajen levemente. Ella la coge por la cintura, comenzando a mover sus caderas mientras esta le sonríe de forma que no quiero que lo haga.

Deja que se vaya. Deja que me la lleve a casa joder. Los chicos silban, y las chicas miran anonadadas cómo mi ángel se gira y contonea su cintura contra la suya, perdiendo todo rastro de vergüenza. Se hace el pelo hacia un lado, dejando parte de su cuello libre. Se mueve al compás de la música, sus brazos se acarician el cuerpo, y el vestido de color celeste se le levanta levemente, dejándome ver gran parte de sus muslos. Mentiría si dijera que no estoy excitado. Trago saliva, intentando humedecer mi garganta ante lo que estoy viendo.

Está claramente extasiada con esta nueva experiencia, restregándose contra ella y dejando que se le acerque tanto hasta que sus labios están a punto de rozarse.

Joder...

¿Desde cuándo le gustan también las chicas?

Se vuelve a girar, quedando de espaldas a ella, agitando su melena rubia, y dejándome ver las perlas de sudor correr por su frente. Abre los ojos y pasa la mirada por el resto de personas, pero detiene sus ojos con los míos. Sabe que estoy aquí, y lejos de parecer impactada, le sale una pequeña sonrisa antes de pegar su culo a la pelvis de la chica, inclinarse y agarrarse de la barra metálica de striptease y echar la cabeza hacia atrás, azotando su pelo contra su espalda. Cientos de gritos y silbidos salen del público, pero ella no tiene ojos para nadie más. No lo ha hecho para ellos; ha sido para mí, dejándome a punto de reventar el botón de los pantalones.

Mi Ángel II "No te alejes de mi lado"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora