𝐒𝐭𝐞𝐫𝐞𝐨 𝐋𝐨𝐯𝐞 || 𝐑𝐨𝐛𝐛𝐲 𝐊𝐞𝐞𝐧𝐞

•41•

𝐇𝐚𝐧𝐧𝐚𝐡

Iba a ir con Robby a la pista de skate.
Bajé encontrándome con mi padre y mi madre.

—¿Qué haces aquí?—le pregunté molesta.

—He venido para que vengas a mi casa—respondió.

—Ya te dije que no—le dije.

—Hannah—me dijo mi padre—, solo será un día para que pruebes, si no quieres quedarte no lo hagas.

—Te aseguro que se quedará—le dijo mi madre.

Rodé los ojos.

—Está bien—accedí finalmente—. Iré después, ahora he quedado con Robby.

—¿Has vuelto con el niñito ese?—cuestionó mi madre rodando los ojos.

—Adiós—dije saliendo de la casa ignorándola.

Cuando cerré la puerta y me giré pude ver a Robby frente a mí.

—Hola—saludó.

—Hola—dije.

—¿Pasa algo?—preguntó.

—Mi madre quiere que vaya a su casa con su nuevo novio—respondí rodando los ojos.

—No puede ser tan malo, ¿no?—cuestionó.

—No sé—contesté—. Como sea, vámonos.

Subimos al coche de mi padre.

—Lo siento estaba distraído.

Miré el volante sintiendo como me alejaba de la realidad.

—Me suenas de algo—dijo—. Oh, ya sé. Qué casualidad, ¿verdad, pequeña?

—No te recordaba tan mandona—dijo Hoffman—, se te daba bien obedecer.

Sentía como me costaba respirar.

—No tienes porque tenerme miedo, no te haré nada. Por ahora.

—Qué contestona te has vuelto—dijo—. Me gusta.

Por favor, que no me entre un ataque de pánico.

—Estás muy guapa, por cierto.

—¿Hanny?—cuestionó Robby.

Noté como mi cuerpo se destensaba al escuchar su voz.

—¿Estás bien?—preguntó.

—Eh... am... Sí, muy bien—respondí dedicándole una sonrisa.

—¿Sí?—preguntó a lo que yo asentí.

Él me miró inseguro.

Me conocía bien y sabía que estaba mintiendo, pero por suerte lo dejó pasar.

—Fingiré que me lo creo. ¿Pero sabes que si pasa algo puedes contármelo? Nunca te juzgaría—dijo.

Quería contárselo, pero no quería que hiciera alguna estupidez y menos por mi culpa.

Me limité a asentir.

—¿Vamos?—preguntó.

—Sí—respondí mientras encendía el coche.

[...]

Robby rió cuando le enseñé el video que conseguí pasar de la cámara de fotos de mi abuela a mi móvil.

—Creo que mi modo de pensar a cambiado bastante—dijo riendo—. Ahora podría pasarme la vida besándote.

—Yo no tendría ningún problema—respondí sonriendo.