Capitulo 17: Té y galletas

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Con marcada frustración marqué una y mil veces las teclas perforando a las inocentes hojas, no eran culpables pero precisaba sacar de algún modo todo ese frenetismo en mí, tan inexplicable. Maldición ¿Qué pasa con mi antiguo equilibrio emocional? ¿Debería matar a quien creía el causante de toda esta mezcolanza? ¿Me dejaría clavarle el cuchillo donde más le dolería? Oh, seguro que sí. Si es que lo atrapaba antes y sometía.

—¡Auh! Infierno de tecla —Chupe mi pobre y magullado dedo— Bien Tesy, esto se pasa de control.

Deje la máquina, esconderme tras el continuo traqueteo desde que llegamos, hacia dos días, era de cobardes. Seamos personas razonables, frías, constantes. Esas eran las palabras que guiaron mi vida o por lo menos los últimos 15 años aproximadamente ¿Qué significaba esta rara inflexión?

Nunca antes me interesaron los hombres, o las personas en general, eran seres tan ambiciosos e incapaces de comprender las habilidades en una mujer dentro del estatus social donde se desenvolvía mi padre. De revisar tal cosa, la verdad es que ninguna mostraba razones para esa apreciación. Todas aquellas que conocí se mostraban como floreros caros o de actitudes oscuras, despectivas.

Un par de excepciones quizás surgieron en mi vida pero recordarlas era doloroso. No. Lo que me atañe es descubrir las inquietudes en mi ser por esa presencia. Cheron se comportaba extraño lanzando escalofríos por mi espalda ¿Seria esto lo que los animales del bosque sienten en una cacería?

A lo lejos escuche una suave sucesión de pasos, más allá las voces extrañas de la casa y el exterior apenas amortiguadas. Teníamos visitas. Me levanté de mi cómodo sillón apartando a un costado la mesa auxiliar con mi máquina y los otros elementos.

La biblioteca tenía una puerta trampa en el área de mis audiolibros favoritos, el shifter sabía de su existencia pero le inquirí no usarlo en mi contra. Poco faltaría que más personas entren a él usándolo a su antojo.

Ni llegue a los estantes que la puerta de la biblioteca se meció. La punzante sensación atravesó mi nuca, tan odiosa.

—¿Que pasa Cheron?

—Vino Lorna a dejar unas verduras... También Wolf.

—Oh, me agradaría estar con ellos un momento. Se puede ¿no?

—Podemos vigilar el área, Wolf y yo nos encargamos del entrenamiento en nuestra manada.

—Ya. Entrenamiento... suena interesante.

Caminé cerca de él pensando en las palabras dichas, entrenan a personas para algún propósito ¿Guerreros shifters? su explicación más allá de ser presumida indicaba el poder en su interior. Si algo sucedía en las próximas horas ellos lo sofrenarían. Sea cual sea y sin importar de quien provenga.

—¡Hola Tess! ¿Cómo te encuentras cariño?

—Estoy bien, al parecer seguimos con los vacíos legales ¿eh?

Me crucé de brazos. Maldición, odiaba sus poca consideración a mí. Al menos no trajeron una cuadrilla de habitantes de la comunidad a invadir mi casa, tener tanta gente en mi espacio personal era perturbador por la poca costumbre. Tenía que ser razonable. No es que sea la primera vez que debía hacer el papel de anfitriona ante personas que no me comprendían del todo.

En esta ocasión algo lo cambiaba y seria la extraña afinidad que empecé a formar con su grupo tan particular.

—Te trajimos a tu casa como querías, siéntate que preparé algo de té con unas galletas caseras.

—... No te hubieras molestado Lorna.

Debí esconderme rápido en mi cuarto secreto. Esto era demasiado, en su hogar no era muy palpable quien servía a quien pero aquí... Vaya impotencia.

La oscuridad en tus ojos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora