Capitulo 21: Enfrenta tu destino

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Todo me da vueltas. Una rara sensación de mareo atraviesa mi mente y no puedo aliviarlo con el toque de mis manos en la sien. Debería estar preocupada, quizás alterada, por tal incongruencia pero no era así. La rara paz me envolvía en su capullo evitando emociones exaltadas de mí.

Lo único no cambiante es la oscuridad visual ¿Por qué debería cambiar? No lo sé... ¿Dónde estoy? Seguro que no en mi cama o cualquier otro lugar. Entonces ¿Donde?

Una pregunta sin respuesta fiable. No siento nada o a nadie. Miles de pensamientos atropellan mi mente relacionados de mi situación y no puedo tomar uno como verdadero. A causa de eso solo me permitiré ser una existencia e intentar no caer en la locura.

Locura. Locura... Creo que ya termine ahí. Una observación particular. No es momento para eso, un trabajo nos espera ¿Qué trabajo? En toda mi vida habré hecho algo parecido al trabajo lo que es una verdad irrefutable. Solo existir. Ser un símbolo de perdida para mi padre ¿Podría ser ese mi trabajo? No, suena más como algo inevitable.

Un padre. Tuve un padre alguna vez pero ese título ahora está perdido si se hablase en un ámbito distinto al biológico ¿Qué es un padre? Un padre es...

Difícil definición.

¿Qué hay de una madre? Esa es una definición más fácil... una madre... una madre... es alguien que me dio vida. No. Eso también cae en el ámbito biológico. Entonces no tengo idea.

Mejor sería ir paso a paso ¿pero sobre qué? Un recuerdo parece un buen punto. Recordar algo de gran importancia, lo primero que aparezca. Sensaciones, voces, emociones, nombres...

Una ruptura. Un giro brusco. Es lo primero que apareció entre mis recuerdos. Aquello de gran peso en mi vida.

Con una vida continua, monótona en cada día sobre mis emociones, es fácil recordar esas veces en donde sentí estamparme contra alguna pared metafórica. La soledad siempre estuvo ahí. Una vez fue bulliciosa pero ligera. En la otra vez resulto silenciosa pero densa. Distintas entre sí al igual que semejantes ¿Eso es posible? Cuando paso lo fue.

Y en medio de todo hubo un salto pequeño, la calidez prohibida invitándome. Suave, no un entonces brusco. Llego de a pequeños pasos paseándome entre miles de pasillos con ligereza hasta conseguir su lugar ante mí. Si tan solo la hubiera conservado.

¿De qué hablo? Hablo de ese intento por olvidar que tan sola me dejaron ambos. Hablo de ese momento donde él no estaba conmigo y ella menos. Una muñeca depositada en su vitrina observando la fría oscuridad... Sí. Ahora puedo interpretarlo. Era similar a lo que me envuelve ahora.

Finos hilos me sostenían, un susurro suave de calma apenas interrumpida por el chapoteo ocasional. Cuando mi cuerpo entero se hundió en el agua tibia de la bañera llegue a sentir por un segundo el abrazo conjunto de mis padres. Desee sentirlo eternamente manteniéndome bajo esa capa de agua.

No sé quién me saco de mi mausoleo, si estaba consciente o no, pero sabía que no obtuve mi deseo. Perdí mi último intento de calidez...

¿Por qué recordar eso? Porque siento que fue un epitome de mi vida... Hasta el momento resulto así.

Decidí elegir la soledad. Desear la calidez o cercanía de alguien significaría perderla pronto a causa de una fuerza ajena. Ahorrarme ese dolor me permitiría no pensar en las cosas malas causadas por mí. Resulto bien. Solo escuchar desde lejos las conversaciones y otros sonidos que me decían más que cualquier otra cosa.

Ser una espectadora. Comprender a los demás se volvió mi único juego en la oscuridad, deslizando mis sentidos como una telaraña descubriendo sus emociones ocultas. No por compasión sino en pos de tener un arma que los hiriera obligándolos a alejarse de mí.

La oscuridad en tus ojos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora